Esme subió al estrado junto a Finnian, su mirada encontrando la preocupación en sus ojos azules. Le ofreció una palmada tranquilizadora en el hombro, y después de un momento, los tensos hombros de él se relajaron.
—Todo va a estar bien —susurró suavemente, y él asintió con una pequeña sonrisa, su confianza en ella inquebrantable.
Con un profundo respiro, Esme se volvió para enfrentar la asamblea.
La mirada de cada Alfa estaba fija en su forma, sus auras presionando sobre ella como un peso físico. Pero ella se mantuvo firme, su determinación de mantener a Finnian seguro tomando el control, y sus palmas sudorosas se cerraron en puño a su lado.
¡Ella puede hacer esto! ¡Ella lo hará!