Misteriosamente volvió a abrir sus ojos, lo primero que se preguntó fue: «"¿sigo con vida?"» pero al momento se percató que todo a su alrededor se había congelado. Las gotas de lluvia se habían detenido en el aire como si estuvieran suspendidas, parecía como que el tiempo se había detenido. De repente se percató de que ya no sentía frío, de que sentía una sensación de paz interior y calma, como si la vida careciera de sentido y a su vez comenzaba a tomarlo. No sentía dolor, tristeza, odio o ninguna otra emoción, se encontraba totalmente ecuánime. No sabía que sucedía, estaba muy desorientado y confundido. Pero en el fondo lo entendió y con un suspiro dejó escapar una frase cargada de aceptación, tristeza y resignación «"Ya veo, estoy muerto, con que es así como se siente"» expresó esto dejando salir una sonrisa cargada de tristeza.
De repente ante su campo de visión apareció una hermosa mujer, su cabellera rubia, sus ojos verde-azulados que parecieran reflejar el universo mismo, su piel tersa y blanca que notaban pureza, una sonrisa dominante y misteriosa, unos ojos bondadosos, pero de mirada afilada, una figura hermosa, estilizada y esbelta cubierta por un hermoso y fino vestido de un color blanco intenso con tonalidades azuladas. Unas hermosas piernas en cuyo final, donde se encontraban sus bellos y perfectos pies, se encontraban recubiertas de unos hermosísimos tacones de un azul marino transparente, tan claros y hermosos como las aguas cristalinas de las mejores playas del mundo. Esta indescriptiblemente hermosa mujer irradiaba una noble divinidad y, Cliver lo sintió: «ella no es humana, es un ser divino»
─Debes estar muy confundido─ dijo aquella misteriosa mujer─ me presento me llamo Irkalla Theá soy la Diosa de la Muerte y la reencarnación─ dijo con una sonrisa soberbia e imponente─ pero llámame Irkalla y vengo a recoger tu alma─ concluyó.
─ ¿¡Una diosa!? ─ contestó muy sorprendido y boquiabierto Cliver.
─Sí, en efecto, soy un ser superior y divino alejado de la comprensión humana─ respondió con mucho orgullo y altanería, pero sin dejar nunca de sonreír.
─Pero, pasando la conmoción anterior, nunca he oído de una diosa llamada Irkalla─ respondió Cliver con intriga, curiosidad y duda.
─Es normal─ respondió Irkalla─ soy la diosa administradora de mundos─ mi principal tarea es tratar con las almas de los fallecidos, pero no soy el dios supremo, soy lo que en este mundo consideran un arcángel, sería tal vez Samael, Azrael o Sariel "EL ÁNGEL DE LOS MUERTOS" ─ dijo mientras ladeaba su cabeza y con una mano sujetando su fina barbilla como en tono de auto pregunta─ mejor llámame Sariel.
─Entonces, para donde irá mi alma─ preguntó con curiosidad Cliver.
─Tienes dos opciones─ dijo con extrema seriedad─ la primera es ir al limbo, para redimir tus pecados por varios eones de años, por la principal razón de que nunca adoraste al Dios universal, alfa y omega, es adorado en tu mundo, su nombre es יהוה o YHVH─ recalcó, notándose en su cara una expresión de seriedad, respeto y extremo gozo.
─Perdón ¿cómo?, #&, no lo puedo pronunciar─ contestó Cliver agarrándose su adolorida garganta y preguntándose: «"¿Qué le pasa a mi lengua?"»
─ Es natural que no puedas articular su nombre, es un nombre de alta divinidad que, para unos simples mortales es imposible de pronunciar, es un ente extremadamente divino por esa razón no puede evocar ni imagen ni sentido para ustedes. ─alegó muy orgullosa y prosiguió─ la segunda opción es ser transportado por mí a otro mundo; su nombre, Cygnus, en este mundo hay un desequilibrio cada vez más peligroso, que puede acabar con la extinción de todas las razas o de la desaparición del planeta mismo, hay guerras interminables, es un infierno en la tierra y recientemente un gran mal se haya extendiéndose por toda esa tierra, el mundo está en peligro y como diosa se me asignó la protección de ese mundo. Así que elige tu propio infierno.
─La verdad, no quiero ninguna de las dos opciones─ respondió Cliver cabizbajo y triste, con la voz quebrada.
─ ¿¡Eh, ninguna!?, sabes que el mundo no funciona así o que es lo que quieres─ respondió entre confundida y seria.
─solo quiero desaparecer─ respondió─ no quiero ni puedo seguir más, solo desaparecer, ¿no puedes hacer eso Sariel?
─ Bueno, no es que no pueda─ suspiró─ esto es inusual, soy una diosa y aun así este trabajo nunca deja de sorprenderme. ─ hizo una breve pausa y tras otro suspiro prosiguió─ nadie nunca había rechazado las dos opciones, que problema.
─ ¿Entonces? ─insistió Cliver.
─ Esa opción no está reservada para un alma tan limpia como la tuya─ respondió Sariel.
─ ¿Por qué? ─ preguntó Cliver.
─ La desaparición del alma no es nada tan sencillo como piensas─ comenzó a explicar─ es un proceso sumamente doloroso que quema el alma hasta reducirla a cenizas divinas y su energía vuelve a formar parte del universo mismo. Es un proceso tan cruel que solo se le impone a las almas más impuras y atroces que existen. Es un proceso que solo dura un par de días, pero el alma sentirá un sufrimiento comparado el mismísimo infierno durante millones de eones.
─ ¡No me importa! ─Replicó Cliver.
─Jaaaaaaa─ suspiró Sariel─ mira la verdad esta es una oportunidad única que se le da a pocas personas ¿¡y tú lo rechazas!? No te pido que vayas a luchar a otro mundo de manera desinteresada. A los guerreros que aceptan esta segunda oportunidad se le concede un deseo al inicio de la misión y uno al final esta. Puedes pedir cualquier cosa, un gran poder, buen armamento, una habilidad brillante, cualquier cosa que te facilite la vida en ese mundo; puedes pedir lo que sea mientras no vaya en contra de las leyes divinas que rigen el universo mismo. Además de que se te está dando otra oportunidad de vivir. ─ siguió explicando Sariel.
─ Si es una oportunidad única, ¿Por qué me la ofreces a mí? ¿Alguna razón en especial? ─ indagó Cliver.
─ No me hagas repetirlo, tienes un alma limpia y pura, como pocas. Y las almas más puras tienen mayor afinidad con la magia y las autoridades divinas, además que no tiene sentido mandar almas malvadas o pecaminosas a Cygnus, cuando el objetivo es controlar la maldad. ─continuó Sariel─ por eso le damos esta segunda oportunidad a las almas más puras y nobles de este planeta.
─ ¿Un alma pura? ─ preguntó Cliver.
─ Sí, veras, todas las almas en este mundo nacen siendo puras, de un color blanco dorado, y mientras su cuerpo físico crece y evoluciona, el alma también lo hace, pero, el cuerpo es pecaminoso, envidia, ira, dudas, intrigas, robo, asesinatos, infidelidades, lujuria, pereza, soberbia, melancolía, maldad, venganza, entre otros pecados van, poco a poco, manchando el alma, esta se va tornando de un color oscuro profundo con matices azul oscuro difícil de explicar. ─ en ese momento una taza apareció lentamente entre sus dedos, ésta desprendía un aroma muy especial, delicioso, que seducía a la nariz de Cliver, la diosa acercó la taza hacia sus finos y carnosos labios y tomó un sorbo, luego continuó la explicación─ como te decía, mientras mayores son tus pecados, más cantidad de manchas tendrá el alma y ésta se irá corrompiendo, poco a poco, hasta llegar a malignizarse y es por eso que aparecen psicópatas, asesinos en serie, grandes ladrones, pandilleros y mafiosos, criminales de la peor calaña, etc.
─ Pero… yo también he cometido pecados. ─ interrumpió Cliver.
─ Tus pecados son bastante insignificantes, a penas has manchado tu alma─ explicó Sariel─ además, las manchas del alma son reversibles, es posible limpiarlas, con buenas acciones, mostrando sincero arrepentimiento, corregir errores y pedir disculpas─ Sariel tomó otro sorbo de su bebida y continuó─ con el nivel de pureza de tu alma bien pudieras ir al cielo, pero has cometido el pecado capital de no reconocer al creador de éste mundo y como consecuencia irás al purgatorio, para remendar ese pecado, luego al limbo donde será purificada tu alma y luego al cielo.
─ ¿El purgatorio?, ¿no es lo mismo que el infierno? ─ preguntó Cliver.
─ No─ respondió aquel ser divino─ el infierno no tiene vía de retorno hacia el cielo, ahí las almas sucias e irremediables se pudren por la eternidad en infinita agonía.
Cliver aceptó la explicación de Sariel, y ante su cara de aprobación ésta continuó.
─ Pocos humanos tienen una pureza como la tuya y por eso se te está dando esta oportunidad. Así que dime, ¿que deseas?, poder, carisma, riquezas, conocimiento, habilidades, armas, dime cuál es tu deseo y se te será cumplido, ten en cuenta que este puede influir en tu futuro en el otro mundo. ─ preguntó Sariel al ver la aceptación en los ojos de aquel chico.
─ Yo deseo que todos me olviden y que mi existencia en ese mundo sea borrada. ─ pidió Cliver con la mayor sinceridad y decisión que reunió.
─ ¿¡Eh!?, ¿en serio?, que deseo más extraño─ expresó Sariel confundida─ no es eso un poco triste, que nadie te recuerde.
─ No─ dijo Stan─ no quiero que nadie se entristezca por mi muerte, no quiero que nadie me extrañe o me recuerde, sería mucho mejor para mucha gente, además, si no me hubieran conocido.
─ Entiendo─ dijo Sariel─ pero seguro que es lo que quieres, te enfrentarás a un mundo hostil del cual no sabes nada y no tienes medios ni fuerza para defenderte ahí.
─Sí, estoy seguro─ replicó Cliver.
─ Jaaaaaaa─ suspiró─ ¿¡no vas a dejar de sorprenderme eh!?, pensando en los demás hasta el mismísimo final, no sé si eres muy confiado o simplemente estúpido. ─ preguntó Sariel de manera retórica─ bueno, concedido, a partir de hoy nadie se acordará de ti y la huella de tu existencia misma en este mundo será eliminada. ─ terminando esta frase una luz blanca pura, similar a la del Sol en el espacio, comenzó a brillar en la mano de la diosa, la cual había extendido hacia el cielo, dicha luz se fue expandiendo, poco a poco, hasta cubrir el cielo y separarse como una onda que comenzó a propagarse por toda la tierra.
─Muchas gracias─ expresó desde lo profundo de su corazón Cliver.
─ Pfff, jajajaja─ de repente la diosa comenzó a reírse─ jajajaja─ reía tan fuerte y descontroladamente que salían sus lágrimas desde la cuenca de sus ojos y comenzó a dolerle el abdomen y las mejillas.
─ ¿Qué es tan gracioso? ─ preguntó de manera nerviosa Cliver.
─ Lo siento, jaja, lo siento─ tomó una bocanada de aire, tosió varias veces con la intensión de relajarse y prosiguió─ disculpa que haya perdido la compostura, cof, cof, eres alguien realmente interesante, espero que me sorprendas en el otro mundo, me caíste bien así que te daré un regalo. Tómalo como un obsequio bendito dado por la diosa. ─ dijo, todavía risueña, Sariel.
─ ¿Un regalo? ─ preguntó Cliver.
─ Sí, ahora lo verás─ respondió Sariel con una sonrisa pícara.
En ese momento Cliver apuntó con su dedo índice hacia los ojos de Cliver, lo acercó tanto que casi podía tocar su córnea, por alguna razón Cliver quedó inmóvil, como si estuviera expectante de lo que iba a suceder. De repente su visión se tornó borrosa, y un ardor comenzó a crecer desde delante hasta el fondo de su ojo, mil veces peor que si se lo estuvieran quemando, y comenzó a surgir un dolor insoportablemente intenso hasta mil veces peor que la sensación de que los perforen o lo saquen de sus cuencas. Sus pupilas se fueron tornado borrosa y cada vez más pálida, solo pasaron segundos, pero Cliver lo sintió como si fueran horas. Sus párpados se cerraron bruscamente y se le hizo imposible abrirlos.
De repente el dolor desapareció, comenzó a sentir una sensación de mareo y al abrir los ojos, por unos segundos, su vista se tornó borrosa, poco a poco se fue adaptando a la visión y comenzó a ver más nítidamente. Sus ojos, aunque llenos de venas todavía, algo enrojecidos y llenos de lágrimas, descubrieron, al abrirse, unas formas extrañas en cada iris. En el ojo derecho el iris tenía una forma que se asemejaba a las miras de un fusil de asalto, un círculo interrumpido en 4 puntos de este formando cuatro Y que rodeaban una pupila completamente blanca, su ojo izquierdo tenía una forma similar, con la diferencia de que en este el círculo no se interrumpía y la pupila era completamente negra.
Cliver puso sus manos en la cara en un inútil intento de controlar el mareo y su visión borrosa, y al esta aclararse poco a poco, visualizó en sus manos 2 anillos; el de su mano derecha era completamente blanco, un blanco puro que asemejaba un mármol acristalado, el segundo anillo era de un negro oscuro, tan oscuro y precioso como la obsidiana.
─ ¿Qué me hiciste en los ojos? ¿Qué son estos anillos? ─ preguntó Cliver algo alterado y confuso, no entendía lo que estaba pasando.
─ Este es el regalo─ afirmó Sariel─ he modificado tus ojos para que puedas ver lo que antes no podías─ en ese momento sacó un par de gafas del aire se las colocó para parecer más intelectual y comenzó la explicación─ tu ojo derecho ahora podrá identificar y clasificar cada objeto que te rodea, con la información más útil, el segundo ojo es para identificar y clasificar elementos vivos, desde bacterias hasta animales, con los datos e informaciones más útiles─ acomodó sus lentes con su dedo índice y continuó─ por su puesto esta son las funciones básicas, tus ojos están en nivel 1, mientras más evolucionen más usos y funciones tendrán.
─ Wow, que convenientes ¿Y los anillos? ─ preguntó Cliver.
─ Que reacción más aburrida─ afirmó algo decepcionada Sariel, suspiró y continuó─ cada anillo tiene una función diferente, pero resumiendo tienen dos funciones fundamentales, una es de almacenamiento de objetos y el segundo es almacenamiento de la información de cada ojo, ya verás que es muy útil y al igual que los ojos, estos están en nivel 1, en cuanto lo mejores, más y mejores funciones aparecerán.
─ Increíble, pero, ¿por qué me das tantas ventajas? ¿no sería eso hacer trampas?
- La verdad no espero nada de ti─ respondió Sariel mientras suspiraba, cerraba brevemente sus ojos y daba un sorbo de su dulce bebida.
- ¿Eh? ¿Qué quieres decir? ─ preguntó Cliver algo confuso─ ¿No era un elegido por tener un alma pura?, si no esperas nada de mí entonces, ¿para que se presenta a ofrecerme ir a ese mundo?
- Creo que te has equivocado en algo ─respondió Sariel─ no eres un elegido, eres uno de los tantos que tienen el alma pura. Necesitamos a personas como tú para contrarrestar el mal y contenerlos, mientras más mejor. ─ continuó explicando Sariel.
- En otras palabras, buscas carne de cañón para frenar el mal en tu mundo─ afirmó Cliver con cara seria.
- Exacto─ respondió Sariel─ no te confundas, no tengo nada contra ti ni los humanos, pero esto es una cruzada santa, ustedes, sacrificios, son necesarios para el combatir este mal.
- Pero si Dios y ustedes los ángeles son poderosos, por qué no pueden pelear ustedes mismos─ reprochó Cliver.
- Que humano más irrespetuoso─ respondió Sariel perdiendo la compostura que caracterizaba su divinidad─ ¿Qué derecho tiene un mortal para cuestionar las decisiones divinas?
Se notaba la ira en sus palabras, pero luego al ver la cara de Cliver sin entender nada en absoluto se dio cuenta de la ignorancia que tenía, se tranquilizó y procedió a explicar.
- Los mortales son la creación divina más amadas de Dios, creados a su imagen y semejanza, en un intento de darles libertad, les dio libre albedrío, pero ustedes, seres malagradecidos, rompieron el pacto con Dios, rompiendo el vínculo que los unía con Dios, por ese pecado no puede descender y aunque lo hiciera, sus corazones segados de pecado no obtendrían ninguna ayuda. ─Sariel tomó otro sorbo de su taza de adornos refinados y continuó.
- En consecuencia, Dios que aun los amaba nos creó a nosotros los ángeles, para servirle y ser los intermediarios entre Él y ustedes─ siguió explicando mientras su cara se relajaba poco a poco En consecuencia, podemos intermediar a través de mortales puros y con alta afinidad por lo divino, pero no podemos intervenir directamente. Ustedes deben luchar contra los propios males que han creado.
- ¿¡Son inútiles entonces!? ─exclamó Cliver decepcionado.
- No somos inútiles sucio mortal─ respondió Sariel con una risa forzada mientras le crecían varias venas por su frente─ somos emisarios divinos, no nos crearon para resolver sus problemas.
- Si, si, claro─ respondió Cliver con un notable desinterés.
Luego de un largo suspiro Sariel volvió a hablar─ eres un humano interesante, mira que hablarle así a un ser divino sin miedo a las consecuencias─ tomó otro sorbo de su bebida y siguió─ y bien ya pediste tu primer deseo, ¿Cuál es el deseo que pedirás cuando termines tu misión divina?
Cliver hizo una pausa prolongada y luego de un tiempo respondió─ solo quiero desaparecer ─respondió un apagado Cliver.
- Me lo suponía─ dijo Sariel─ eres un tipo interesante, pero te advierto algo─ la atmosfera a su alrededor se volvió a poner pesada─ si mueres a propósito, te dejas asesinar o no luchas por la causa divina tus deseos se van a anular y en vez de ir al cielo, al limbo o purgatorio o incluso desaparecer, pasarás toda la eternidad en el averno donde pasarás el resto de tus días repitiendo una y otra vez todos tus arrepentimientos, miedos y horrores.
- Entiendo─ respondió Cliver con una cara sombría ─cumpliré mi parte en esta guerra santa y desapareceré.
En ese momento Sariel extendió su mano, todo brillaba de blanco─ entonces tenemos un trato ─expresó con una sonrisa tan brillante como el sol y tan hermosa como el amanecer ─tomó la mano de Cliver, lo levantó y en ese momento se miraron a los ojos.
- Bueno, es hora de partir─ exclamó Sariel
- Está bien─ respondió Cliver con cara de aceptación─ pero antes una pregunta.
- ¿Cuál es? ─preguntó Sariel mientras ladeaba la cabeza.
- Sariel, ¿por qué estoy desnudo? ─ preguntó Cliver entre avergonzado y dudoso.
Sariel comenzó a reírse de forma pícara, se ruborizó un poco y colocó sus manos sobre sus mejillas─ es que me gustan los mortales así de lindos y atléticos─ mientras decía esto sus rasgos divinos desaparecieron de tu cara y esta se tornó algo pervertida.
Se comenzó a acercar poco a poco, como si fuera un depredador asechando a su presa, movía sus dedos de formas extrañas y babeó un poco y siguió avanzando.
- Oye, detente─ gritó Cliver─ no te me acerques con esa cara, que me vas a hacer─ se le notaba miedo y vergüenza en su rostro, cayó sentado, se arrastró hacia atrás hasta que la vaya de la acera le detuvo su huida.
- No tengas miedo, no te va a doler─ expresó Sariel mientras se limpiaba su saliva con el dorso de su mano─ esto solo va a tardar unos minutos jijijiji.
- No espera, mi virginidad no, se supone que iba a ser con alguien especial, ah, ahhhhhh─ Cliver gritó con todas sus fuerzas sin saber que nadie lo escucharía.
[30 minutos después]
En algún lugar del universo, mientras se encontraban viajando a su destino, el nuevo mundo, había un silencio sepulcral, por el rabillo de sus ojos salían algunas lagrimillas hasta que una risueña Sariel rompió el hielo.
- Y ¿por qué quieres desaparecer? ─preguntó intrigada Sariel─ no puede ser solo porque una chica te rechazó. ¿hay algo más?
- No solo me dejó una chica─ respondió Cliver de forma sombría ─ perdí mi única luz en ese mundo tan cruel.
- Ya veo ─respondió la Diosa ─eso es lo que pasa cuando tu luz es algo que no sea nuestro ser Supremo.
- Puede ser ─expresó Cliver dándole la razón a Sariel ─tal vez solo fui un estúpido toda mi vida.
- Llegamos ─dijo Sariel mientras se detenía.
Cliver quedó fascinado, ante él se encontraba una puerta enorme, arqueada; un portal majestuoso y dorado, adornado con intrincados detalles, enmarcado por dos columnas altas y elegantes, y está rodeado de un exuberante jardín con árboles en flor de un rosa pálido Las flores caían suavemente desde las ramas, creando una atmósfera mágica, era delirante, extraño, irreal parecía una ilusión o una fantasía. La luz que emanaba este portal brillaba intensamente como invitando a Cliver a pasar a través de él y llevarlo a otro mundo.
En ese momento Cliver tomó aliento, se llenó de determinación y decidió avanzar, en cuanto se acercó la puerta se comenzaron a abrir, poco a poco, su interior parecía no tener fin, pero aún así siguió avanzando hasta que gradualmente su silueta fue desapareciendo en las profundidades del portal.