Febrero era un mes bastante corto a comparación de otros meses, era un mes tan corto y sin embargo, el Febrero del 2003, fue el peor para Reginald Harris, de 8 años. La vida del pequeño ya era algo complicada si se refería al entorno familiar, solo eran él y su padre desde que Reggie tenía 3 años, su padre, Simon Harris, era oficial de policía en la comisaria en el condado donde vivian, el Condado de Whitman, su padre era bastante respetado, tanto por la policía y sus conocidos, Reggie no fue la excepción, admiraba e idolatraba a su padre.
Reggie era consciente de varias cosas a pesar de su corta edad, que existía el bien y el mal, que debía comportarse de cierta manera en público y que el trabajo de su padre era riesgoso en ciertas situaciones, su padre podía morir o lastimarse de gravedad solo en un descuido, Reggie sabía eso, pero aún así eso no impedía que doliera tanto, sentía una tristeza profunda, la más profunda que ha sentido en su vida y deseaba que aquel destino fuera de él, no de su padre.
El mes de Febrero fue horrible para Reggie, ya que, el 24 de Febrero del 2003, cuando Reggie llegó a su casa después de la escuela, encontró a su padre muerto en su habitación. Ese día había sido hace poco y el recuerdo todavía seguía fresco en su memoria. Cuando Reggie llegó de la escuela, no encontró a su padre, a esa hora él estaba en casa y normalmente lo esperaba en la sala para recibirlo, sin embargo no estaba, creyó que quizás estaba cansado, pues se lo notaba algo decaído hace unos días, por lo que Reggie fue a la habitación de su padre; al abrir la puerta las luces estaban apagadas y cuando Reggie prendió la luz, lo vio, su padre inerte en el suelo junto a su cama, con pastillas tiradas en el piso y su piel ya pálida sin rastro de vida.
Su padre se había suicidado.
Reggie no recuerda mucho después de eso, lo que si recuerda era que había llorado y gritado como nunca, aferrándose al cuerpo de su padre, alarmando a los vecinos. No lo entendía, no comprendía, ¿por qué su padre hizo eso?, ¿por qué lo dejó?, ¿por qué en ese momento?, ¿acaso era su culpa?.
Estaba tan triste y destrozado y se preguntaba por qué su padre lo dejó de esa manera; los compañeros de trabajo y conocidos de Simon también se preguntaban por qué lo hizo, en el trabajo no se le notaba nada raro y sus amigos más íntimos nunca vieron señales de que Simon pensara en el suicidio, por lo que su muerte fue toda una sorpresa.
Ahora, 25 de Febrero del 2003, en la casa en la que Simon Harris murió, se celebraba su funeral, amigos cercanos y compañeros de trabajo estaban presentes para darle el último adiós, una persona en especial sobresalía entre todos y ese ere Reggie. Vestido de pies a cabeza con negro por el luto al igual que el resto de presentes, sus ojos oscuros estaban hinchados y algo rojos por el llanto no tenían brillo y parecían muertos, su expresión reflejaba seriedad y tristeza, muy decaída, una expresión muy rara en un niño.
Estaba justo al lado del ataúd abierto con el cuerpo de su padre, tenía flores traídas por sus conocidos y su padre en el ataúd se veía tan tranquilo, como si solo estuviera durmiendo, Reggie deseaba tanto que solo estuviera durmiendo y despertará pronto, tener ese deseo era tan doloroso. No quería apartarse del lado de su padre y parecía que no iba a hacerlo hasta que terminara el funeral.
Los adultos presentes no sólo estaban tristes por la pérdida de un amigo, un compañero de trabajo, un buen policía, también por Reggie, solo era un niño y se había quedado completamente solo, Simon no tenía más familia además de su Reggie, la idea de que se lo llevarán a algún orfanato o casa de acogida hacia aún más grande la angustia.
Muchas intentaban entender, ¿por qué Simon dejaría solo a su hijo de 8 años que no tiene más familia?, nunca pensaron que alguien como Simon considerase el suicidio, todo era tan raro y anormal. La única "prueba" que encontraron los paramedicos cuando fueron a la casa por las llamadas de los vecinos, fue una hoja de cuaderno en la cama con la letra R tachada varias veces.
—Es tan pequeño y quedo completamente solo —dijo Bernard a su esposa Katie mientras tenía su vista fija en Reggie y apretaba sus puños.
—No comprendo, ¿por qué ahora? —se lamento Katie llorando, evitaba mirar a Reggie directamente con miedo de posiblemente llorar aún más de lo ya hacia.
Bernard Gregors es policía y él y su esposa han sido amigos muy cercanos de Simon, por lo que el shock fue muy fuerte para ellos. Bernard, que había visto mucho en sus años de servicio, lloro y lamento a quien consideraba un hermano. Conocían a Reggie y sabían lo apegado que era a su padre, Bernard obviamente no podía dejar al niño con cualquier extraño por la amistad que tuvo con Simon, por lo que secándose las lágrimas volteó a su esposa, ya con una decisión en mente:
—Katie... ¿Qué pensarías sobre pedir la tutela de Reggie? —preguntó Bernard, casi como una sugerencia.
Katie paró de llorar y lo miró con sorpresa. —¿Qué dices?
—No podemos dejarlo solo o con cualquier persona, es hijo de Simon no podemos dejarlo solo, míralo es solo un niño que acaba de perder a su papá —dijo Bernard con su voz algo entrecortada. — ¿No estás de acuerdo? —preguntó Bernard a Katie.
—No, solo me sorprendió, es todo, es lo mejor que este con nosotros si no tiene a nadie más —Katie estaba claramente a favor de tomar la custodia de Reggie.
La pareja llevaba casada varios años y no han podido tener hijos, ese hecho jamás fue problema grave para ellos, sabían que tomar la custodia de Reggie sería complicado en la parte de criarlo y cuidarlo pero estaban dispuestos a eso.
Después del funeral, como era de esperarse, servicios sociales se llevaron a Reggie a un orfanato mientras pensaban que hacer con él, al mismo tiempo Bernard y Katie pidieron su custodia. Reggie no pasó mucho tiempo en el orfanato pero durante su estancia siempre se la pasaba solo, evitaba a los otros niños, se quedaba en una esquina dibujando o jugando con algún peluche mientras los otros niños se juntaban en grupo, no quería estar allí, quería estar en su casa, en su habitación, con su padre... Lo extrañaba y eso lo reflejaban sus dibujos, se dibujaba a él mismo con su padre o en alguna situación donde estaba su padre.
Finalmente le dieron la custodia de Reggie a Bernard y Katie, para ser más preciso la custodia temporal, estarían en un período de prueba y si en el siguiente año las cosas iban bien tendrían la custodia permanente.
Fue un 9 de Marzo cuando Bernard y Katie fueron a recogerlo del orfanato para llevarlo a su nuevo hogar. Reggie tenía su equipaje que era una mochila y una maleta grande con sus cosas, no parecía emocionado por salir del orfanato, su rostro no reflejaba tristeza, más bien parecía serio y con los ojos rojos e hinchados, seguramente ha estado llorando.
Una trabajadora social estaba parada junto a Reggie, esperando a que lo recogieran, Bernard y Katie bajaron del auto y se acercaron a ellos.
—Hola, Reggie —saludo Katie amablemente.
—Hola —respondió Reggie en un tono tranquilo sin cambiar su expresión seria
La trabajadora social aprovecho para hablarle a la pareja.
—Están en un período de prueba, una vez al mes durante un año uno de mis colegas irá a su casa a comprobar como se encuentra el señor Harris, si no hay problema entonces se les dará la custodia permanente —contó la trabajadora social a la pareja.
—Entendemos señorita —dijo Bernard.
—Quisiera recomendarles que lleven al señor Harris con un psicólogo, todo esto podría afectarle —les dijo la trabajadora social.
—Sí, veremos cuando llevarlo a una cita —dijo Bernard, por todo lo que el pobre niño había pasado y por su comportamiento Bernard ya intuía debía llevarlo con un psicólogo muy pronto.
Con eso y luego de que la trabajadora social les aclarara algunas cosas, Katie, Bernard y Reggie subieron al auto con rumbo a la casa del matrimonio. Katie estaba al volante, Bernard en el asiento de copiloto y Reggie en el asiento de atrás, abrazaba su mochila y su vista estaba clavada con aburrimiento a la ventana, Katie podía verlo por el espejo retrovisor, quería animar un poco a Reggie por lo que intento charlar con él.
—¿Y cómo estuviste en el orfanato? —fue lo primero que a Katie se le ocurrió preguntar, al darse cuenta de su pregunta se sintió tonta y Bernard le reprochaba con la mirada.
Sin embargo, Reggie respondió antes que ella pudiera retractarse. —Bien, nadie me molesto —respondió con simpleza.
Bernard no estaba seguro si esa respuesta era buena o mala. —¿Cómo te sientes al respecto de vivir con nosotros? —decidió preguntar esta vez Bernard.
—Bien —respondió con simpleza, sin querer decir más.
Parecía que Reggie no quisiera hablar, por lo que decidieron no forzarlo durante el resto del viaje, el cual fue bastante silencioso e algo incómodo. Después de conducir durante unos minutos llegaron a la casa del matrimonio Gregors, era una casa de dos pisos, pintado de verde y el techo marrón y con jardín, bastante diferente al antiguo hogar de Reggie, pues él y su padre vivían en un apartamento desde que Reggie era un recién nacido.
El auto se estacionó en frente de la casa, Bernard y Katie bajaron del auto, Bernard saco el equipaje de Reggie del maletero y luego le abrió la puerta del auto a Reggie quien bajo todavía abrazando su mochila con dibujos de ranas, miró la casa extrañado, pues era un lugar nuevo para él.
—Bienvenido a nuestra casa Reggie, desde ahora este es tu hogar —le dijo Katie con una cariñosa sonrisa.
—Es linda —dijo Reggie en voz baja, pero Katie y Bernard lo escucharon a la perfección.
—Gracias, yo elegí pintarlo de verde, ven, hay que entrar —dijo Katie, Reggie asintió en silencio y siguió a la pareja.
Entró a la casa y era algo diferente a como era por dentro, las paredes eran blancas y con una decoración simple, había algunas fotos, la mayoría de Katie y Bernard juntos, la que más resaltaba era una foto de ellos dos en lo que parecía era el momento donde se casaron. Reggie miraba alrededor con una leve curiosidad.
—Seguro tienes hambre, voy a cocinar algo, ¿que quieres que te prepare, Reggie? —preguntó Katie.
—Lo que quiera preparar esta bien —respondió Reggie.
—¿Seguro qué no quieres comer algo en especial? —preguntó nuevamente Katie.
Reggie negó con la cabeza.
—Esta bien, mejor te llevo a tu nueva habitación para que descanses mientras Katie cocina —ofreció Bernard.
—Sí —dijo Reggie.
Subieron las escaleras al segundo piso, había un pasillo y algunas habitaciones, Bernard lo guió a la última habitación al final del pasillo que tenía una puerta blanca con el nombre de Reggie escrito en color azul, cortesía de Katie.
—Esta es ahora tu habitación, a una habitación esta mi habitación y la de Katie, y al otro lado a la izquierda está el baño, ahora entremos —Bernard abrió la habitación dejando ver el interior.
Como el resto de la casa las paredes eran blancas, había una cama con una mesita de noche y una lámpara al lado, un guardarropa y justo al lado de la cama había una ventana que le daba una vista hacia la calle, no había otras cosas y el espacio era decente.
—¿Te gusta?, si quieres podemos pintarla de otro color si no te gusta el blanco —le sugirió Bernard.
—Esta bien, gracias, Señor —le dijo Reggie.
—Puedes acostarte si quieres o puedo ayudarte ahora a sacar las cosas de tu maleta
—No gracias, lo haré yo solo —dijo Reggie con tranquilidad.
Bernard comprendió, recién había llegado y seguro estaba algo incómodo con estar en una casa que no era la suya y con gente que no conocía del todo bien, Bernard lo conocía desde que era un poco más pequeño, pero sus encuentros no fueron tan frecuentes como para que Reggie pudiera confiar en él.
—Esta bien, entiendo, iré a ayudar a Katie con la comida, te llamare cuando esté listo, si necesitas algo solo ven a hablarme ¿esta bien? —Reggie asintió, Bernard dejó la maleta en el piso cerca del guardarropa y salió cerrando la puerta detrás de él.
Una vez estuvo solo, Reggie se puso a mirar por todos lados de su nueva habitación, no podía evitar compararla con su antigua habitación, miró por la ventana unos segundos y luego se sentó en la orilla de la cama. Reggie tomó su mochila y la abrió, trajo en su mochila algunos de sus peluches libros y lo más importante para él, una fotografía.
Aquella fotografía era la misma que mantenía su padre en su cuarto junto a su cama, en ella estaba su papá abrazándolo por los hombros, los dos sonreían bastante felices, pues ese día había sido la graduación de segundo grado de Reggie y él había sido el mejor de su clase, su padre había estado muy feliz y orgulloso por él y no paro de decírselo durante todo ese día.
Sin darse cuenta Reggie comenzó a llorar abrazando la foto contra su pecho, intento sollozar en voz baja para que nadie lo escuchara, las lágrimas caían de sus ojos con dolor, temblaba y apretaba la fotografía contra él con cuidado de no romperla.
De verdad lo extrañaba, quería que volviera, quería que todo esto no fuera verdad, que dios no era tan cruel. Nuevamente se preguntó ¿por qué su padre lo dejó? ¿acaso no lo amaba?.
—P-papá —susurro con su voz temblorosa y los ojos inundados de lágrimas...