Temprano por la mañana doy oído a un sonido que al principio apenas logro reconocer, pero luego me doy cuenta mientras la melodía avanza que es el mismo que el día de ayer, que el de hace una semana, el mismo del mes pasado. Así es, mi alarma decide recordarme que aún sigo con vida.
—...
Aún con los ojos cerrados (Y sin intenciones de abrirlos pronto) Estoy intentando buscar el apagador de ese sonido tan molesto moviendo mi mano hacia el mueble cerca de mi cama, en el cual suelo poner el celular, mientras, me pregunto "¿Por qué sigo poniéndola cada día solo para repetir este proceso?"
Caigo de mi cama, dándome cuenta de que mi celular está bastante lejos de mi y no en el lugar en el que normalmente lo pongo, una estrategia que mi yo de ayer ideó para despertarme el día de hoy sabiendo que lo olvidaría a la mañana siguiente.
Ya estaba fuera de mi cama y eso ya es un gran logro considerando que normalmente me toma mucho más tiempo lograrlo.
Abrí mis ojos para ver donde estaba y en efecto, estaba en el suelo con una cobija medio amarrada a mis pies, frente a mí a unos pocos metros estaba la televisión apagada y a un lado de ella se encontraba mi celular con apariencia (Por lo menos a mis ojos) De estarse mofando por mi reciente desgracia con el tono de alarma que en ese momento me parecía aún más molesto que de costumbre, supongo que lo cambiaré más tarde.
Sin expresar mis quejas de manera verbal me limité a suspirar con pesar para luego levantarme del frío suelo. Apagué la alarma y observé la hora.
—Las 6:45 am.
Dije con indiferencia con un tono de voz algo apagado.
La alarma estaba programada para sonar a las 6:30 am con un intervalo de 5 minutos entre repeticiones, al parecer ya había sonado 3 veces antes de escucharla de manera consciente, aún así era temprano y tenía que asistir a clases a las 8:00 am. Aún había tiempo suficiente para ducharme, vestirme, desayunar e irme.
Primero entraría a la ducha, tenía ya 1 o 2 días sin bañarme así que decidí darme un gusto.
Al entrar al baño y desvestirme siempre tengo el mal hábito de mirarme al espejo y lo que veía cada mañana no era diferente de lo del día anterior, un joven de cabello oscuro, ojos de color cafe, piel clara, de una estatura promedio para mis 15 años de edad, en cuanto a mi complexión... Aquí es donde comienzo a deprimirme ya que frente al espejo siempre veo a una persona gorda, obesa, grasienta y rechoncha.
Bajé la mirada un poco hacia mi estómago y toqué con tristeza mi barriga con la mano derecha por un momento. Miraba la mano con la que lo hice con frustración, cerrando el puño para posteriormente alzar la cabeza con indiferencia nuevamente hacia el espejo ante la figura frente a mí.
Con desprecio por mi existencia, quito la mirada del espejo y procedo a ducharme, 15 minutos después estoy fuera para cambiarme.
Son las 7:00 am y el proceso de cambiarme es tan divertido como el de tomar un baño. De mala gana tomé mi uniforme extra grande y me lo coloqué en poco tiempo, solo me toma 7 minutos hacerlo, quiero quedarme en cama un rato más.
7:20 am, estoy desayunando después de prepararme una sopa instantánea, casi me quedo dormido después de cambiarme, pero el astuto yo de ayer coloco otra alarma a las 7:10 am para evitar esa situación.
Desayunar esto no es saludable, pero es rápido, rico y barato, aunque para ser sincero, después de comerlas por tanto tiempo me empiezan a dar asco y problemas estomacales.
Terminé de desayunar y estuve listo para salir de aquí a las 7:35 am. Normalmente tomo el autobús que me deja a unas cuadras del instituto, por suerte para mi, no tardó en pasar y me subí.
Aunque hay muchas personas dentro, la mayoría no me notan, pero nunca faltan las miradas curiosas o despectivas del día a día, comentarios que aunque en voz baja se dicen, resuenan en mi cabeza, fingiendo no escuchar lo que dicen, aunque estoy escuchando cada frase.
"Mira ese cerdo.","Cerdito.","Su cara es muy graciosa o debería decir, grasosa.","Seguro tendríamos espacio aquí si se baja."
Los escucho a cada uno claramente, de verdad, a veces me gustaría no tener oídos para no escuchar esto cada vez que tomo el autobús.
Bajo mi cabeza ante las miradas, avergonzado de mí mismo.
¿Por qué lo estoy haciendo?—Pienso para mis adentros.—
Debería levantar la cabeza, debería estar orgulloso de mi mismo, debería... No me atrevo a hacerlo, es mejor si me escondo, es mejor si me voy de entre estas personas, ellos estarían mejor sin mi.
Hay demasiados pensamientos en mi cabeza que la llenan de negatividad ¿Cómo llegamos a esto? Me siento tan confundido.
Mientras que estos pensamientos están ahí, asediando la poca autoestima que me queda, veo mi parada. Al darme cuenta de esto, intento bajar del autobús.
—Permiso ¡Permiso por favor! Estoy bajando aqui.
Junto a las demás personas que bajaban había algunas que parecían no querer dejarme pasar. A pesar de todo eso logré bajarme, sin embargo, siento un empujón desde atrás que me hace tropezar, haciéndome caer en la acera de cara.
—Jajaja ¿Viste como rodó?
—¡Parecía un barril cayendo o algo así!
—¿Qué? ¡Yo incluso sentí que tembló!
Tres personas a las cuales no alcancé a mirar sus rostros ni apariencias se escuchaban mientras se cierran las puertas del autobús tras de mí.
Aprieto los dientes fuertemente. Mi cabeza se llena de pensamientos negativos otra vez.
¿Me conocen?¿Qué hice yo? ¿Por qué me tratan así? Yo solo lo estoy intentando.
—Oye ¿Te encuentras bien?
—¿Eh?
Escuché una voz femenina, tenía la apariencia de venir hacia mi desde arriba, parecía haber salido de la nada, miré hacia arriba levemente y lo que vi fue a una chica de cabellos negros con algo de púrpura en las puntas del mismo, piel blanca, ojos color celeste. Si la pudiera describir en una palabra, sería sin dudas: "Hermosa."
Ella me pregunta eso mientras se agachaba con una mirada inocente y preocupada.
Me quedé atónito por su belleza por unos segundos, pero reacciono al ver que ella estaba a punto de hablar otra palabra.
—¿Es...?
—¡Estoy bien! Gracias por la preocupación.
Sonrío sin darme cuenta de que es la primera vez que lo hago en el día, espera, creo que es la primera vez en la semana. Me levanto por mi cuenta, sacudiendome el uniforme. Ella me dirige la palabra nuevamente:
—Que bueno, te vi caer del autobús y pensé que te habías lastimado.
—¡No! No es nada, no te preocupes ¿Eh? Ese uniforme...
Me di cuenta mientras miraba el uniforme que traía, parecía... no, definitivamente es el uniforme femenino del instituto al que asisto. Antes de terminar la frase, recibo una respuesta de su parte:
—¡Ah! Es verdad, parece que vamos a la misma escuela ¿Cuál es tu nombre?
—Soy... Ganko... Kasabaru Ganko ¿Y el tuyo...?
No lo podía creer, estoy teniendo una conversación con una chica linda. Ahora que la veo bien, es más alta que yo, pero nunca la había visto en la escuela ni había escuchado de ella. Viendo lo hermosa que es, sería imposible que no se hablara de ella en todo el instituto. Mientras charlamos, caminamos en dirección a la escuela.
—Ganko...
Ella sonrío hacia el cielo, repitiendo mi nombre como si hubiera entendido algo que yo no. Me miró nuevamente sonriendo.
—Ganko ¿Realmente lo eres?
—¿Eh?¿Si? Así me llamo.
Ella rió como si le estuviera contando un chiste ¿Me perdí de algo?
Ella, viendo que no entendía, empezó a explicar el motivo de su risa.
—Ganko
Escribió los caracteres "頑固" en una pequeña libreta que sacó de su bolso, parecía que eso era lo único que traía ahí dentro. En cuanto vi eso, entendí a que se refería ella.
—Tenaz (Ganko)
Repetí. Me había referido tantas veces a mi mismo que olvidé su significado. Voltee a ver en la dirección de la chica otra vez, solo para darme cuenta de que ella ya no estaba ahí.
¿Desapareció? ¿Se adelantó? ¿Me adelanté sin darme cuenta?
Pensé mientras la buscaba por todas partes, parecía que habia estado soñando despierto. Sin darme cuenta ya estaba frente a la escuela.
El timbre sonó, avisando a todos que estaban a punto de cerrar la puerta. Corrí, apenas alcanzando a pasar por la puerta.
—Por poco...
—¡Quítate gordo, voy tarde!
De la nada alguien que corría me hizo a un lado con su hombro, empujándome hacia la pared del pasillo. Bueno, parece que el sueño se acabó.
Entro al salón 2-C, esa es mi clase. Al pasar, las miradas se dirigieron hacia mi como de costumbre, unas con sorpresa, otras simplemente con curiosidad, pero ninguna parecía amigable.
—Wow, pensé que ya no vendría a clases.
—Si ¿Verdad?
—Ya tenia 2 días sin venir
—¿Se atoró en el baño por 2 días?
—Eso parece.
Conversaciones similares a eso se escuchaban por todo el salón en calidad de murmullos que tenían el fin de que no los escuchase, más lo hacía, los escuchaba sin prestarles atención, solo bajaba mi mirada mientras me dirigía a mi pupitre.
—Vaya...
Había algo dibujado en mi pupitre. Prefiero no dar detalles. Se escuchaban risas detrás de mi, al parecer encontré a los responsables, un grupo de amigos que se apremiaba y reía por su broma que al parecer había salido bien.
¿Qué más podía hacer? Me senté como si no me importara en absoluto el dibujo y esperé al docente recargando mi cabeza sobre la mesa del pupitre. Tengo sueño...
Escucho risas, parece que me quedé dormido, abro los ojos poco a poco y...
—Joven Kasabaru ¿Dos días sin venir y se atreve a dormir en clase cuando por fin viene?
Una figura masculina con ropa algo formal está frente a mí con una regla en mano.
Ay no... parece que si me quedé dormido. Levanté la cabeza de mi pupitre y me disculpo.
—Profesor, perdóneme, no volverá a pasar.
Intente ser amable y responsabilizarme de mi falta de respeto hacia el maestro. El contrario (Aún con el ceño fruncido) se dirigió hacia mi con un tono molesto, diciendo:
—Claro que no volverá a pasar. Faltas 2 de 5 días sin una excusa, llegas retrasado, duermes en clase, tu promedio ha decaído bastante debido a tus faltas ¿Tus padres están al tanto de esto?
Bueno, sinceramente no tengo excusas para todas esas razones, de verdad, es cierto todo lo que dijo, no puedo decir "Me quede dormido" 2 veces por semana cada semana. Decidí responder de forma tranquila:
—Mis padres están de viaje, profesor.
—Ya veo, pues en cuanto lleguen hazles llegar esto, por favor.
No contento con mi respuesta (Probablemente por que sabía que era mentira) pero sin poder hacer algo al respecto, me entregó un papel citando a mis padres con el director. De mala gana, contesté:
—Lo haré, disculpe otra vez.
Ignorando mi respuesta, el maestro continuó dando su clase de matemáticas. El tiempo pasó de una manera tan lenta que parecía que el día era eterno. La campana sonó para avisar del descanso. El docente que estaba ahí se fue apenas escuchó la campana, seguido de algunos estudiantes.
Saqué mi cuaderno para realizar algunas anotaciones de las clases y lo que me había llamado la atención de cada una. Parece que soy alguien perezoso pero si me esfuerzo realmente puedo lograrlo ¿Sabes?
Mientras escribo y hago apuntes escucho el murmullo de algunos compañeros de clase, los cuales empiezan a mofarse de lo que hacía.
—¿Ehh? ¿No se va a su descanso?
—Ya descansó demasiado en clases jajaja seguro que se puso a estudiar por que no tiene sueño ya.
¡Cállense! Digo, tienen razón, pero no es por eso que lo estoy haciendo justo ahora. Bah, como dicen por ahí: "Da 99 pasos bien pero solo recordarán el que salió mal" aunque con todo esto tal vez hoy ya he dado 7 u 8 malos pasos de 10 que he dado. No importa, todo va a salir bien ahora.
—¡Cerdo, así que te has dignado a venir! ¡Voy a asesinarte!
Esa voz es... Ah, retiro lo dicho, ahora son 9 de 10 mal.
La puerta se escucha abrirse violentamente junto con el sonido de la voz de aquel individuo insoportable.
—¡Es verdad! ¡Asi que no le temes a la muerte, pedazo de basura!
La persona fornida y alta de cabello rojizo se aproximó a mí, me levanté para ver si podría hacer algo antes de que esa bomba de tiempo explote. Hice una leve reverencia saludando cordialmente.
—¡B-Buenos di...!
¡Bam!
Olvidenlo, la bomba no me dio tiempo de cortar los cables. Ni siquiera terminé mi frase cuando siento un puño muy profundo en mi barriga, más específicamente, en la boca de mi estómago, sacándome el aire en el proceso.
Caigo de rodillas intentando tomar una bocanada de aire de manera desesperada, sin embargo, cada intento era difícilmente eficaz. Pronto, sentí la suela del zapato del contrario sobre mi cabeza, la cual bajó hasta que mi cara toco el suelo, no opuse resistencia alguna debido a mi actual estado. Había personas afuera del salón que miraban por la ventana. No pude distinguir a todos, pero entre la multitud estaba... La persona de antes, la chica linda. Esto era humillante, pero no podía no hacer nada con ella observando.
—Te largaste dos días, pedazo de cerdo ¿Querías matarme de aburrimiento o qué?
—Ughh... ¿De verdad quieres que te responda?
Me pregunto de donde saqué el valor para decir tal tontería en mi estado actual. Los de afuera tambien se sorprendieron por semejante cosa.
El contrario no parecía feliz con mi respuesta. Pronto, sentí una patada en el costado izquierdo de mi cara, cosa que casi me reinicia el cerebro.
—Así que hoy parece que te levantaste con ganas de contar chistes ¿Eh?
—Uhgg... C-Cualquiera... tendría ganas de contar chistes con un payaso enfrente.
Y ahora era una patada en el otro costado de la cara. Mi nariz empezó a sangrar. Las personas que estaban mirando parecían entretenidas por tal encuentro unilateral.
Tomando mi cabello, levantó mi cara del piso, tenia un semblante bastante enfurecido. Pero con razón de estarlo, mis respuestas lo habían hecho sentir así hasta ese punto.
—Tráeme algo de comer y vuelve en 5 minutos o estás muerto.
Me arrojó con su impresionante fuerza, rodé un par de veces y una columna de pupitres me detuvo. Mi espalda estaba un poco lastimada ahora. Me levanté y empecé a cojear un poco mientras sostenía mi espalda. Volteé a ver a las personas, pero no vi a la chica ¿Qué demonios? ¿No estaba aquí hace poco?
Dejé de preocuparme por eso, ya tendría otra oportunidad de verla o tal vez solo la confundí con otra chica debido a mi estado en ese momento. Apresuré mis pasos hacia la tienda de la escuela para comprar algo para ese tipo. Por cierto, su nombre es Rex, Rex Bokun. Me ha estado molestando desde que entramos a primero, él está en la clase A. Dicen que es un genio en cuanto a calificaciones y a deporte, es ese tipo de idiota que le gusta a las chicas, yo solo hago lo que quiere por lastima ¿Eh? ¿No me crees? Bueno, pues no me importa.
Llegué rápidamente a un baño con cualquier cosa que encontré en la tienda, este baño era uno que nunca se utilizaba, servía para aquellos que les agradaba fumar y todo eso sin ser vistos por los docentes. Entre esos estaba Rex.
—Hey Rex, ya llegó tu perro.
—Jajaja ¿No era un cerdo?
Ese tipo de conversaciones había con la gente de ahí, parecían una pandilla de inútiles que se creen geniales obteniendo cáncer de pulmón. No veía a Rex por ninguna parte.
—Llegas 2 minutos tarde, marrano.
Al escuchar su voz detrás de mí por reflejo intenté cubrirme, pero fui demasiado lento. Su puño golpeó mi costado izquierdo, uso una fuerza tal que me hizo caer, tirando la comida que había traído junto conmigo.
—¡Mira lo que hiciste! ¡Tiraste mi almuerzo! Igual no comería nada tocado con tus grasosas manos... Pero ahora está todo sucio.
—¡Parece que aún se resiste a ser domado, Rex!
Su mirada feroz se intensificó en mi contra junto a los demás presentes, como si de repente hubiera obtenido alguna revelación perversa de lo que pasaría conmigo. No pasó mucho tiempo hasta que esa idea se verbalizó.
—¡Rueda, cerdo! ¿Tienes práctica con esto, no?
Los demás se acercaron a mí alrededor, esto se veía bastante feo. Tal vez no debí levantarme de la cama hoy.
—Jajaja ¿Estas loco? ¡Eso parece divertido!
—¡Gracioso! ¡Hagámoslo rodar!
Ellos empezaron a acercarse a mí, Rex empezó a patearme junto a los demás, de tal manera que parecía una pelota siendo movida por el suelo de un lado a otro, manchando mi uniforme de comida de todos tipos. Lo único que pude hacer fue hacerme bolita y esperar a que todo pasara. Mi cuerpo dolía, escuchaba risotadas y sentía los golpes. La campana del término del descanso sonó... Literalmente salvado por la campana.
—¡Jajaja! ¡Fue tan divertido!
—Perdonaré al cerdo por esta vez chicos, vámonos de aquí ¡Pero es mejor que limpies esto o no te dejaremos ir la proxima vez!
La puerta del baño se cerró, ahogando las risas y voces de mis acosadores.
—Sniff...
Sin darme cuenta las lágrimas empezaron a caer de mis ojos por mis manchadas mejillas. Mi voz se rompió, ya no podía soportarlo.
—Cada gota... Sniff... De esfuerzo... Hic... Se desperdicia... Sniff ... Cada día que lo intento...
Una voz en mi cabeza me decía que debía detenerme, que no valía la pena continuar con todo esto. Si todos los días que me levanto de la cama serán así ¿Qué sentido tiene vivir? Tal vez debería... Dejar este mundo.
Permanezco tirado en el suelo. Aprieto mis puños en señal de impotencia mientras las lágrimas no cesaban de caer por mis mejillas.
—¡No...! Sniff.
Detuve mi tren de pensamientos que iba hacia un lugar al que no quería ir. Apreté mis dientes, grite para combatir esos sentimientos.
—Sniff... ¡¡¡Eso... no es una solución!!! Yo no quiero... vivir así... pero... debe haber otra manera.
Dejé caer mi puño sobre el frío y sucio piso en el que aún me encontraba, aun estaba llorando, pero de alguna manera podía sentirme mejor que antes, tal vez solo debía llorar hasta no más poder y así lo hice, lloré hasta que me sentí mejor. Me levanté del piso y me vi en el espejo.
—Soy un desastre...
Limpié mi uniforme como pude y limpie el lugar lo más que pude para regresar a clases, aunque ya no tenía ganas de hacerlo, aun así fui.
—Con permiso.
—¿Eh? ¿Te volviste a atorar en el baño?
—Que asco, huele a comida por todas partes.
—Esta sucio, huele mal.
Mis queridos compañeros nuevamente empiezan a dar su humilde opinión acerca de mi aspecto actual como si no pudiera percibirme a mi mismo para necesitar su ayuda. Me senté y atendí a la clase hasta que llegó la hora de salir de clases.
La campana del fin de las clases sonó. El dia de clases habia acabado finalmente.
Todos se fueron mientras yo me quedé para arreglar las sillas. Me encontraba adolorido, estaba triste, estaba cansado. Pero seguía ahi.
—Mañana será otro dia.
Dije mientras miraba por la ventana del salón de clases, sin embargo, senti una presencia extraña a mis espaldas que me habló, diciendo:
—De verdad eres tenaz ¿No es asi? ¿Piensas en venir mañana despues de todo lo que te pasó?
Me di la vuelta solo para ver a una hermosa chica de ojos azules y cabello negro con violeta. Era ella de nuevo.
—Perdón, no te habia visto.
Dije un poco sorprendido.
—¿Volverás mañana?
Ella reiteró su pregunta y yo estaba un poco confundido, pero aún asi, contesté:
—No tengo otra opción mas que seguir adelante ¿Qué mas puedo hacer?
—¿Por qué no simplemente acabas con tu vida si tanto la odias?
—Lo he pensado.
—¿Y?
—Sé muy bien que este mundo avanzaría aun si no estoy aqui. Y a muchos eso les encantaría, pero... supongo que no deseo darles ese gusto a aquellas personas. Creo que odio mi vida lo suficiente como para vivirla de ese modo.
—Entonces crees que seguir con tu vida de algun modo es una prueba de que ellos no han ganado y que aún te resistes.
—Podrías decirlo asi.
Hubo silencio despues de esa respuesta. Ambos nos miramos a los ojos. Los ojos de esa chica me miraban, pero era una mirada que parecía adentrarse en todo mi ser, que me estudiaba por dentro y por fuera. Tragué saliva por el sentimiento que estaba experimentando y poco tiempo despues, ella dijo:
—Luna.
—¿Qué?
Dije confundido.
—Mi nombre es Luna, no te lo dije en ese momento, estaba apurada.
—Es un lindo nombre.
Luna se acercó a la ventana y la abrió. El aire entró al salón, pero parecía algo extraño, el viento era inusualmente fuerte de repente.
—Deberíamos cerrar la ventana.
—¡Kasabaru Ganko!
De repente, Luna se subió por un pupitre y pisando el borde de la ventana declaró mi nombre.
—¿Luna? ¡No deberias estar ahi, podrías caerte!
Me acerqué para tratar de ayudarla a bajar, pero ella subió ambos pies, parándose sobre la ventana.
—¿Cómo reaccionarías si te dijera que hay un mundo lleno de personas que te esperan?
Fin del capítulo.
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