—¿Me estás acusando de algo? —Rosa no pudo evitarlo, pero adoptó una postura defensiva y Logan, por supuesto, lo notó, lo cual no le agradó en absoluto.
—No te acusé de nada, pregunto por qué el rey te necesitaba y por qué viniste antes a la manada River Creek.
—El rey necesitaba mi ayuda y yo estaba ayudándolo a calmar a la gente allí. El problema con el suministro de alimentos hizo que la gente estuviera ansiosa.
Logan entrecerró los ojos, lo que hizo que Rosa se tensara, pensó que él iba a hacer más preguntas, pero resultó que solo sacudió la cabeza y luego hizo un gesto con la mano.
—Nos iremos en diez minutos.
Y eso fue todo antes de que él saliera de la habitación, dejando a Rosa desconcertada con su actitud indiferente. No podía entenderlo. No la tocó, pero tampoco fue al burdel. ¿Podría entender si él fuera allí, qué hombres perderían la oportunidad de obtener un poco de placer?
Pero, por lo que Rosa sabía, él no lo hizo.