En la fuente termal, no podían sentir el frío viento nocturno. Estaba caliente, ambos estaban calientes. El calor provenía del agua y también de sus cuerpos.
Zuri se acercó a Khaos desnuda. Se paró frente a él y una vez más recordó lo grande que era este hombre, cuán alto era cuando el nivel del agua le llegaba a la cintura, pero para ella apenas le cubría los pechos.
La desnudez no era algo nuevo para ambos, Zuri ya se había puesto desnuda frente a él algunas veces, pero esta vez era tan diferente. La manera en que Khaos la miraba, cómo la desvestía con sus ojos, como si pudiera escuchar lo que estaba en su mente, que podía, ya que compartían el mismo vínculo.
Porque ella era su compañera, en todos los sentidos. Ella llevaba su marca, había tenido la ceremonia y la unión ante la diosa de la luna. Era su luna y sus almas estarían juntas.