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—Si perdía al bebé, nada bueno le vendría —Dacre estaría furioso, obviamente. La había amenazado de que se cuidara a sí misma y al bebé, porque él no iba a perder el último pedazo de Killian.
—Él no lo dijo de esa manera, pero Nycta sabía que eso era lo que quería decir. Estaba demasiado herida por la traición como para sentir cualquier cosa. Todo este tiempo pensó que él tenía algo con Rosa, pero resultó ser que era el mismo hombre con el que ella había estado pasando el tiempo para llevar a cabo su venganza.
—Qué enferma era esta relación.
—Por no mencionar, si perdía este bebé, ella volvería a dormir con algún hombre al azar, porque Dacre no podía tener un hijo por su cuenta y necesitaba un heredero para asegurar su posición y, desafortunadamente, el destino de Nycta estaba atado con él en este asunto. Si destronaban a Dacre, ella caería con él también.
—Nycta, sé que estás molesta porque me malinterpretaste a mí y al rey, pero no pasaba nada entre nosotros —dijo Rosa.
