—No entiendes esto, ¿verdad? —preguntó Logan, su voz era severa, se limpió los labios con el dorso de la mano, como si estuviera disgustado por haber besado a Rosa.
Su gesto la hirió. Se sintió como si la estuvieran insultando. —¿Qué debería entender? —dijo ella apretando los dientes, a la defensiva.
Logan abrió la boca, pero luego la cerró de nuevo, la mandíbula se le tensó y Rosa pudo ver sus venas abultadas en la frente. Estaba enojado, pero en lugar de desquitarse con ella como la mayoría de los hombres, simplemente se alejó de la habitación.
Rosa se había preparado para lo peor, pero no ocurrió. Él no le gritó, pero eso no lo hacía mejor que otros hombres.
Y ahora, estaba sentada sola en su cama, desnuda, humillada, solo porque no mostró entusiasmo por el proceso de apareamiento.
—Le di permiso para hacer lo que quisiera con mi cuerpo, ¿pero él está enojado? —Rosa entrecerró los ojos peligrosamente—. Por eso no le das poder a un don nadie, tienen demasiadas exigencias.
