—¿Ahora estamos compartiendo la responsabilidad? —Khaos pellizcó su barbilla y levantó su cabeza, para poder mirarla a los ojos.
Zuri se detuvo por un momento. Lo miró fijamente. La manera en que lo miraba era difícil de describir. Khaos no sabía qué había en su cabeza y le encantaría poder leer su mente.
—Prometí ayudarte a alcanzar tu meta, ¿no? He renunciado a mi vida por ti. Todo. ¿Qué más no te daría?
Khaos frunció el ceño, la declaración no sonó bien.
—Elegí quedarme. Conozco las consecuencias. —Zuri besó la frente de Khaos como él solía hacerle a ella—. Pero, si pudiera volver atrás en el tiempo, elegiría un camino diferente. Desearía no habernos conocido nunca. Desearía que mi hermano no me hubiera puesto la maldición que resultó en un apego contigo. Espero que las cosas fueran diferentes.
Khaos apretó los labios. Sus ojos grises se tornaron ligeramente más oscuros. Esta relación... si es que se podía llamar relación, era bastante desastrosa.
