Zuri entrecerró peligrosamente sus ojos. La ira se infiltraba en sus venas. —¿Me estás amenazando? —No le gustaba ser amenazada. Había pasado por eso casi toda su vida, no iba a permitir que alguien volviera a hacerle eso después de que lograra deshacerse de esas personas que la hicieron miserable. —Porque eso no me gusta.
Zuri sostuvo su mirada, mientras él la miraba intensamente, pero luego suspiró y se rascó la parte posterior de la cabeza. —Creo que no soy lo suficientemente intimidante. Ni siquiera te echas atrás.
—Discúlpame, soy la luna. Debería ser la intimidante entre nosotros dos aquí —Zuri entonces empujó el libro hacia sus brazos—. Ahora, cuéntame más sobre la historia licántropa si dijiste que lo que está en el libro de historia está fabricado.
—Es una larga historia. —Hazla corta.