Khaos pellizcó su barbilla para levantarle la cabeza, para que pudiera mirarlo y luego la besó. Esto fue muy eficaz para detener a Zuri de su larga divagación sobre lo indigna y loca que se sentía. Cómo esas personas tenían razón en que algo estaba mal en su cabeza.
—Entonces, necesitas esta medicina para detener las voces en tu cabeza, ¿hm? —Khaos se alejó ligeramente cuando sintió que Zuri se derretía con su beso, pero aún así sostuvo su rostro. Ella seguía montada sobre él, sentada en su regazo.
Zuri abrió los ojos y encontró esos bellos ojos grises que la miraban sin ningún juicio. O probablemente porque era la naturaleza de Khaos no mostrar su emoción, pero de cualquier manera, Zuri estaba agradecida de no necesitar ver algo que había temido.
—Sí... —respondió avergonzada—. Mi madre usualmente conseguía la medicina del sanador en mi manada, así que pensé que era una medicina común. —Zuri miró a través de sus largas y mojadas pestañas—. Robé tus oros.
