Narcisa había logrado acercarse sigilosamente tras Ada sin que ella lo notara y se burló silenciosamente para sí misma.
En todos los sentidos de la palabra, esta chica había sido una decepción y nada de lo que había esperado.
—Espero que al ver a Ann tan fácilmente atrapada te haya hecho reconsiderar la crianza que te dieron —Narcisa habló de repente desde su lado, haciendo que Ada se levantara abruptamente sujetándose el corazón.
—¿Un poco nerviosa, verdad Ada? No estarías considerando hacer algo estúpido ahora, ¿verdad? —Narcisa dijo mientras cruzaba los brazos frente a ella, una mano todavía sujetando el cuchillo ensangrentado que había terminado de usar hace apenas unos momentos.
Los ojos de Ada se desviaron hacia el cuchillo nerviosamente y observaron con una mirada de desprecio apenas velado mientras Narcisa chupaba los restos de gotas de sangre de sus dedos.
—Por supuesto que no, madre. Simplemente estaba contemplando mi siguiente movimiento.
