—Dime de nuevo todo —Adam gruñó con impaciencia mientras Allen finalizaba los pedidos que Adam ya había enviado y organizaba recursos adicionales.
Él era increíblemente eficiente mientras conectaba simultáneamente a miembros de su propia manada y realizaba llamadas por toda la ciudad para pedir favores a sus aliados en un esfuerzo por recabar más información.
La desaparición de Ann era un asunto serio y Adam se culpaba a sí mismo en cierta medida por su desaparición. Si hubiera sido capaz de controlar a su lobo un poco más, entonces tal vez ella no se habría ido hoy con tanta prisa. Quizás todo podría haberse evitado.
Lexi revoleó los ojos con impaciencia mientras caminaba de un lado a otro y le lanzaba a Adam una mirada mortífera que debería por derecho haberlo convertido en una columna de sal.