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—Maeve... esa mujer... —Ann comenzó con vacilación mientras miraba fijamente el rostro de la mujer.
—Antes de que digas cualquier otra cosa... no lo hagas. Sé exactamente lo que estás pensando. Siento lo mismo por ella —ella gruñó furiosamente en respuesta.
—¿Pero por qué me pone la piel de gallina? Es como si... —Ella nos hace sentir así porque está llena de oscuridad, Ann. Antes de que preguntes... sí. La conocemos. Ya nos hemos encontrado con ella antes.
Ann luchaba con la furia que sentía emanando de Maeve y sin previo aviso el brazo de Adam se estiró hacia atrás y sus dedos rodearon su hombro, apretándolo de manera reconfortante.
El pequeño gesto la sorprendió y su corazón pareció dar un vuelco. Casi como si él pudiera sentir cómo se sentía ella... pero eso era imposible... ¿verdad?