Ann soltó una risa.
—Estoy orgullosa de lo que hiciste, Eva. ¿Sabes cuántas mujeres simplemente se hubieran sometido y hecho lo que él pedía? El hecho de que te enfrentaras a él dice mucho de ti.
El rostro de Eva se iluminó.
—Gracias, Ann. Eso significa mucho —respondió feliz antes de que una expresión de realización cruzara su rostro.
—¡Oh! Casi lo olvido, vine aquí para decirte que Alfa Nocturne vendrá en breve a recogerte.
—¿Qué?! —exclamó Ann en voz alta—. ¿Por qué?! ¡Mierda!
Eva miró a Ann confundida.
—Lo siento, Maeve dijo que lo llamara para que viniera a recogerte... ¿no debería haberlo llamado?
Ann estaba furiosa. No podía creer que Maeve hubiera intervenido de esa manera y diera la impresión de que ella no podía encargarse de las cosas por sí misma. ¿Cómo iba a conseguir que él la tomara en serio si tenía que venir a rescatarla cuando las cosas se ponían un poco difíciles?
