—Puedes quedarte aquí todo el tiempo que necesites —dijo Bartolomeo enfáticamente mientras miraba a Allen, aunque Allen nunca levantó la vista—. Acompañaré al Señor Brarthroroz a las celdas de abajo y lo familiarizaré con el espécimen que tenemos allí... aunque no estoy seguro de cuánto quedará de él. Parece estar descomponiéndose a una velocidad bastante alarmante —continuó con una expresión preocupada.
—Eso sucede cuando la magia se disipa de la carne necrótica —se encogió de hombros el Señor Brarthroroz casualmente—. Nada para mantenerlo todo unido. Ese tipo de magia solo puede imitar la vida durante un tiempo limitado...
—En efecto —Bartolomeo hizo una mueca antes de apartar la mirada del rostro sin emoción de Allen y sonrió suavemente a Lexi—. Si necesitas cualquier cosa...
—No te preocupes, niño Barty, ya más o menos sé dónde están la mayoría de las cosas aquí. No tardo mucho en mapear los lugares en mi cabeza... talento oculto —Lexi guiñó un ojo con una sonrisa pícara.