—¿Todo está bien, Beta Allen? Pareces tan distraído como mi hija ha estado. ¿Hay algo entre ustedes dos que deba saber? —indagó el Señor Brarthroroz.
—¡No! —Allen y Lexi respondieron apresuradamente al mismo tiempo, con expresiones culpables a juego en sus rostros.
Señor Brarthroroz se rió entre dientes.
—Los dos son terribles mentirosos... pero no los presionaré por detalles. Son adultos. Confío en que puedan resolver esto entre ustedes antes de que tenga que viajar con ambos al Enclave mañana. Las cosas van a ser lo suficientemente difíciles sin que ustedes dos aumenten una atmósfera ya tensa cuando lleguemos —dijo casualmente mientras se detenían frente a una de las lujosas habitaciones que Adam había especificado que debían reservarse específicamente para el Señor Brarthroroz en caso de que alguna vez visitara.
Allen carraspeó incómodamente y se inclinó levemente hacia él.
—Esta es su habitación, Señor Brarthroroz. ¿Quiere ayuda para instalarse? —ofreció Allen.