—Allen había pasado la mañana atendiendo llamadas telefónicas con Adam y asegurándose de que los omegas tuvieran todo listo para cuando llegaran Lexi y su padre.
—La conversación con Adam había sido difícil, por decir lo menos. Tener que admitir que había estado actuando como un perfecto imbécil en lugar de reclamar a su compañera como debería haberlo hecho, fue una de las cosas más difíciles que jamás había tenido que hacer.
—El constante discutir con su lobo a diario había sido más que agotador. Pero Allen sabía, en cuanto vio a Lexi absorta en conversación con otro hombre, y disfrutando cada segundo de ello, que tenía que reclamarla como suya.
—Admitidamente, había perdido la compostura con ese petulante Greyson, pero se lo merecía... y se sintió muy bien golpear su arrogante carita.