La atmósfera en el comedor era casi insoportablemente tensa, pero le dio a Ann el punto de observación perfecto para ver qué Ancianos estaban abiertamente descontentos por sus acciones con Linus.
Afortunadamente, la tensión no pareció afectar en lo más mínimo al Alfa Félix ni a su esposa. Estaban sentados a la derecha de Ann, haciendo una conversación cortés tanto con ella como con Adam mientras comían.
—No sé usted, su alteza, pero siempre encuentro que estas funciones oficiales son un poco sofocantes —Félix se rió mientras desgarraba una pierna de pollo apreciativamente.
Ann sonrió con gracia, aún un poco nerviosa. No sabía qué esperar de Félix ya que no había tenido motivo para reunirse con él anteriormente y solo conocía a su padre de reputación.
—Pueden ser agotadoras, sí, especialmente después de un viaje tan largo. ¿Encontraron algún problema en el camino? —preguntó educadamente.