Al verlo, Lexi de repente no tuvo ningún deseo de burlarse de Allen en ese momento.
Mirándolo así, con la ira desprenderse de él en olas y la vena pulsante en su cuello con enojo, parecía peligroso. Eso era algo que ella nunca había visto en él antes.
Ella tragó nerviosamente mientras él se detenía frente a ella, con el pecho subiendo y bajando con ira. Los iris dorados de su lobo brillaban intensamente mientras la miraba fijamente, la nube de ira casi sofocándola mientras parecía envolverla completamente.
—¿Qué coño haces aquí con él? —gruñó Allen, con una rabia apenas contenida mientras Lexi lo miraba, completamente hipnotizada por la metamorfosis del hombre tranquilo y contenido que ella había burlado despiadadamente a esta visión de ira aterradora delante de ella.
—Eh... yo... —balbuceó, completamente sorprendida por su aparición repentina y toda la situación.