Llegaron al vestíbulo de entrada para encontrar a Lexi y Allen aparentemente en una especie de enfrentamiento. Allen se negaba a mirarla, mientras que Lexi tenía una leve expresión de diversión en su rostro mientras lanzaba con pereza su mirada sobre él.
—No sé por qué tienes tanto miedo de mí, chico Beta —comentó mientras Ann y Adam abrían las puertas.
—¡No tengo miedo! ¿Por qué es tan importante si prefiero ignorarte? No hay ninguna ley que diga que tengo que conversar contigo —Allen murmuró mientras sostenía una caja en una mano y estabilizaba dos maletas grandes en su lado con la otra mano.
—No te engañes. Prácticamente puedo saborear el miedo y la trepidación que emanas. Yo no muerdo, ¿sabes? —Lexi sonrió con suficiencia—. Bueno… a menos que quieras que lo haga.
Allen frunció el ceño y suspiró profundamente, mientras Adam se aclaraba la garganta y ambos los miraban expectantes.