—Él quiere decir que me transformé después de todo, Ann —dijo Adam suavemente mientras Ann se volteaba para enfrentarlo con una mirada de sorpresa en su rostro.
Adam miró hacia Allen y sonrió casi nostálgicamente.
—¿Qué tenía yo, 12? ¿13 tal vez? —preguntó con un ceño fruncido mientras Allen asentía.
—Sí, más o menos a esa edad. Recuerdo el alboroto que causó tu transformación tan temprana... era prácticamente inaudito. Eras grande incluso en aquel entonces, me pregunto cuánto has cambiado desde entonces. Sé que fuiste a correr con Ann, pero yo...
—No fuimos a correr esa noche, Allen. Estábamos con Lexi y su padre cuando no pudieron encontrarnos —Adam dijo de manera directa.
No quería más mentiras ni secretos entre ellos y ser honesto acerca de todos los pequeños detalles que había pasado por alto parecía un buen lugar para comenzar.