—¡No me jodas mintiendo, Adam! ¡Lo vi con mis propios ojos! Narcisa nos hizo mirar mientras te acostabas en su cama y te follabas a esa puta de Ada! ¿Cómo pudiste? —Ann se enfureció mientras la cara de Adam se ponía cada vez más y más pánica.
Lexi tomó aire ruidosamente y agarró firmemente los hombros de Ann, obligándola a mirarla a los ojos.
—Ann, necesito que me escuches —dijo ella con firmeza, viendo la furia de Maeve ardiendo brillante en sus ojos.
—Adam no te traicionó.
—Lexi, ¡lo vi! Había cámaras y...
—¿Puede callarse de una puta vez y escucharme en tu maldita vida? —Lexi rugió, su frustración por la negativa de su amiga a escuchar y la desesperación por arreglar la situación se derramaban sobre ella.
Maeve gruñó ante el tono de Lexi, pero Ann permaneció en silencio, frunciendo el ceño a Lexi mientras esperaba que continuara.
—Adam no se acostó con Ada, te lo prometo. Ha estado conmigo todo el tiempo desde que desapareciste —Ann parpadeó hacia ella sorprendida.