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Punto de Vista de Sophia
Todo mi cuerpo ardía. Sentía como si el fuego me consumiera. No podía creer lo bien que se sentía estar en sus brazos. No podía creer lo feliz que estaba.
Justo esta mañana estaba entrando en pánico ante la posibilidad de que él me rechazara, y ahora estaba completamente envuelta en sus brazos, sintiendo cada parte de su cuerpo perfecto contra el mío.
Se me estaba haciendo cada vez más difícil quedarme quieta. La zona entre mis piernas ardía de necesidad. Era casi doloroso. Quería rogarle que me tocara, pero él tenía razón. No estaba lista. Lo deseaba, pero necesitaba más tiempo.
También sería agradable si no estuviéramos en mi habitación y si no hubiera una gran posibilidad de que alguno de los miembros de mi familia regresara a casa.
—Oh, Diosa —murmuré mientras él me apretaba las nalgas y me presionaba más contra él.
—Eres jodidamente perfecta —murmuró contra mi cuello.