Después de esa noche, Bradon casi nunca volvía a casa y pronto me di cuenta de que tenía su propio dormitorio en algún lugar desconocido para mí en la mansión. Nunca volvió a pasar la noche conmigo después de aquella primera noche, para mi total alivio. Solo pensar que había tenido sexo con él esa noche me hacía sentir muy confundida por dentro. La incomodidad y la opresión en mi pecho que acompañaban mis pensamientos de aquella noche apasionada que compartimos me hicieron encerrar ese recuerdo mientras me obligaba a olvidarlo todo.
—¿No podrías bajarme con más delicadeza? —pregunté sarcásticamente después de que prácticamente me tirara sobre la cama.
Aunque se aseguró de llevarme hasta mi dormitorio, Bradon no mostró interés en mí después de terminar con la tarea. Una vez más, no tenía idea de lo que estaba pensando. Lo observé confundida mientras me miraba en silencio antes de darse la vuelta para irse.