*Shelby*
Estaba lista para cenar mucho antes de lo que esperaba, y no me apetecía en absoluto. Hablar con Michael me dejó una sensación agridulce. Me alegraba que hubiéramos podido ponernos al día un poco, pero también recordaba lo mucho que ya lo extrañaba.
El hotel tenía un precioso y frondoso jardín en el centro, donde todo tipo de criaturas vagaban. Las vi cuando entré, pero ahora, en la noche, estaban fuera de vista, perdidas entre las luces cuidadosamente colocadas y las hermosas plantas. Mientras me dirigía hacia el comedor que la compañía había reservado para nosotros, podía ver sus ojos brillando en la oscuridad.
Nuestro evento ocupó toda una zona del comedor, que más parecía un largo muelle que una habitación. Las ventanas estaban todas abiertas y las cortinas ondeaban con la brisa del océano. Con la iluminación suave, hubiera sido perfecto para una cena romántica.
Una reunión de negocios, no tanto.