—Pasa —dije, haciéndome a un lado para dejarla entrar. Cerré la puerta y le indiqué que se sentara en la sala de estar adyacente, justo cuando escuché los pasos apurados de Michael bajando las escaleras.
—¿A qué huele tan bien? ¡Se me hace agua la boca! Shelby, cariño
Se congeló cuando vio a Lauren sentada en el sofá.
Ella le regaló una sonrisa y una rápida reverencia.
Los ojos de Michael se centraron en mí, y me encogí de hombros.
—¿Qué haces aquí, Lauren? —dijo él ásperamente, cruzándose de brazos.
—Quiero hablar contigo —dijo ella, sonando sorprendentemente honesta. No era su usual voz falsa y suplicante—. Y contigo, Shelby —agregó.
—Depende de Shelby —dijo Michael, poniendo toda la presión sobre mí.
—Deberíamos tomar un café primero. ¿Quieres algo, Lauren? —le pregunté, y ella negó con la cabeza—. Espero que no te importe si hablamos durante el desayuno.
—Para nada.
Michael corrió a la cocina como si no tuviera interés en pasar más tiempo allí del necesario.
```