—Michael, no sé cómo podré agradecerte nunca por esta increíble casa. No puedo creer el espacio que tiene. A Lin también le ha encantado —me escribí Shelby.
—Me alegra mucho escuchar que te ha gustado. ¿Dormiste bien anoche? Extrañé despertarme junto a ti —respondí.
—Dormí bien, pero no tan bien como cuando duermo a tu lado —devolvió Shelby.
—Probablemente duermes mejor a mi lado porque estás exhausta por nuestras actividades antes de dormir —bromeé.
—Tiene sentido. Parece que hemos encontrado nuestra nueva rutina nocturna —concordó Shelby.
Sonreí ante su respuesta antes de bajar a hacerme una taza de café. Había decidido volver a la casa adosada en lugar de mi apartamento la noche anterior. Había una calidez en el lugar que mi ático carecía.
Se habían retirado las láminas de plástico de los suelos, mostradores y pocos muebles, y la pintura en las principales partes de la casa estaba terminada. Realmente estaba empezando a unirse y a sentirse más como un hogar.