—¿En serio? Eso es genial. Déjame decirte, Lucille. ¡Esta no es una misión ordinaria. Tienes que ser tú quien la haga! —exclamó Benjamín.
—Continuó elocuentemente: en los últimos dos días, han regresado tres mercenarios más. Uno de ellos resultó gravemente herido y fue dado de baja de la lista. La tarea es demasiado difícil, por lo que la comisión se ha duplicado. La última vez, era de 50 millones. Ahora, es de cien millones.
—Ya veo —respondió Lucille y preguntó con calma—. ¿Cuál es el objetivo?
—El objetivo es un silbato de hueso. Se dice que es un tesoro incomparable. Fue encontrado en una tumba antigua hace muchos años y es muy valioso. Luego, sucedieron todo tipo de cosas y el silbato de hueso acabó en manos de un rico empresario en el extranjero. El empresario protege intensamente el silbato de hueso, y nadie sabe dónde lo ha escondido —explicó Benjamín.