—Había visto muchas leyendas sobre Bambo e incluso visitado a los pacientes que ella había curado. Cada historia era milagrosa.
—Había muchas técnicas de acupuntura de las que nunca había oído hablar o visto antes.
—Dado que ella era Bambo, no importaba cuán difícil o complicada fuera la enfermedad, no había nada que ella no pudiera manejar.
—El Maestro Walton se levantó con satisfacción. Tras darle a Lucille la dirección de la empresaria a la que tenían que hacerle un chequeo por la tarde, se despidió—. Mantendré tu identidad en secreto, Señorita Bambo. Yo me iré primero. Nos vemos por la tarde.
—Con eso, se fue confiado sin preocuparse de si Lucille respondía o no.
—Lucille no pudo evitar reírse entre dientes. Sacudió la cabeza y se levantó del sofá.
—Eso no era suficiente dinero.