Esas eran todas las cosas que él podía hacer.
—Porque no interactuaré con nadie más en el laboratorio —respondió Robert.
Lucille entendió y sintió pena por él.
Dado que no iba a entrar en contacto con otros en el laboratorio, no necesitaba activar sus funciones respiratorias ni fingir ser una persona normal.
Durante mucho tiempo, estuvo solo en el desolado y frío laboratorio. Qué solitario debió haberse sentido...
Lucille se puso de puntillas. Tocó el cabello de Robert y dijo con una sonrisa:
—No importa. Te he encontrado. No permitiré que estés tan solo en el futuro.
Robert quedó atónito por un momento. Su programación le indicaba que no pertenecía a la raza humana. Por lo tanto, cuando Lucille le dijo que ya no estaría solo, estaba más allá de su alcance de conocimiento, y no entendió qué significaba.
Aun así, asintió y respondió con una sonrisa:
—Sí, señorita Jules.