—Maestro Walton estaba exultante —dijo apresuradamente—. Nos reunimos en la puerta de la escuela mañana por la mañana, Señorita Bambo. No llegues tarde.
—Está bien.
Lucille asintió y salió de la escuela.
...
Mientras tanto, Jenny prácticamente lloraba de camino a casa.
—¡Papá!
Tan pronto como Jenny entró por la puerta, se lanzó a los brazos de Sebastián. Sollozaba tan fuerte que no podía respirar. Sus ojos estaban rojos de vergüenza y escarlata de odio. —Papá, ayúdame a matar a esa p*rra. Quiero que se muera. ¡Quiero que se muera!
—¿Qué está pasando?
El corazón de Sebastián le dolía. —Dime, mi querida hija. ¿Quién se atrevió a acosarte? —preguntó apresuradamente.
—¡Lucille!
Jenny sollozó y le contó toda la historia.
No mencionó que ella había mandado a sus secuaces a atacar a Lucille en grupo. Lo único que dijo fue que Lucille estaba dependiendo de Joseph para hacer que Jenny se arrodillara ante ella.
Al escuchar eso, Sebastián estaba tan enojado que casi explota.