—Hayden... ¿realmente estás aquí? —pregunté distraídamente.
—Si puedes hacer una pregunta tonta como esa, creo que ya estás bien. Te llevaré de vuelta —respondió antes de soltar sus brazos de alrededor de mi cuerpo.
Miré hacia arriba a su rostro aunque sabía que mi cara debía parecer un desastre en este momento con mis ojos hinchados, mi nariz roja y mis labios hinchados de tanto llorar. Sin embargo, aún quería ver su cara de cerca. Hayden observó mi rostro antes de colocar una mano grande en la parte superior de mi cabeza y empezó a acariciarme.
—Deberías volver y descansar —dijo Hayden.
Se levantó y lo siguiente que supe fue que me llevaba en sus brazos. Exclamé sorprendida antes de rodear su cuello con mis brazos. Hayden me sonrió un poco y comencé a relajarme en sus brazos. Me sentía tan cansada y débil, que ser mimada de esta manera no se sentía nada mal.