Becca.
No estaba del todo segura de qué estaba pasando. O mejor dicho, qué estaban tramando Neal y Allegra. Sus conversaciones susurradas detrás de puertas cerradas durante los últimos días mientras estábamos de vacaciones eran confusas. No era propio de ellos ocultarme cosas.
No era propio de ellos comportarse de esta manera en general.
—Lo siento por eso. Tenía que atender una llamada telefónica —Allegra se rió mientras se acercaba con su bebida mezclada muy alcohólica y un daiquirí de fresa sin alcohol para mí.
—No hay problema, tú y Neal parecen tener mucho que hacer estos últimos días.
Ella me miró con una expresión inquisitiva y una pequeña sonrisa confusa mientras tomaba asiento en la silla de playa junto a mí en la terraza trasera. —¿De qué estás hablando? No he sido diferente a como siempre soy.