Becca.
Cuando llegué a la empresa de James, estaba al borde de sufrir un ataque de ansiedad. Neal me había estado esperando afuera del edificio y por más que quisiera encontrar ese momento feliz, no lo hice.
Simplemente porque sabía lo que venía.
—Así que el tipo está dispuesto a comprarlo sin problemas. Es un inversor de Italia y en realidad conocía personalmente a James. Tiene negocios de importación y exportación en todo el mundo —me informó Neal mientras estábamos en el elevador, viendo pasar los pisos.
—Vale —mi respuesta superficial pareció hacer que se detuviera en sus palabras mientras agarraba suavemente mis hombros, obligándome a mirarlo.
—Oye, si no estás lista para esto
—Está bien —dije rápidamente, interrumpiéndolo—. Tiene que hacerse, y tengo que superar esto. Después, quiero hablar contigo y con Allegra sobre ir a algún lugar.
—¿Ah sí? —sonrió—. ¿Y a dónde sería eso?