Cassie.
No estaba segura de qué esperar cuando terminaran los juegos, pero una cosa era segura, mi abuelo no decepcionó cuando se trataba de una fiesta de coronación. Al entrar en el gran salón, fui recibida por el aroma de carnes recién cocidas, panes y el olor persistente de las flores. Era, de lejos, el evento más elegante que había visto jamás, lo cual decía mucho considerando que las fiestas aquí parecían no tener fin.
—¡Bienvenidos todos! —La voz de Odín resonó a través del gran salón con una fuerza que hizo que todos dirigieran sus ojos hacia donde estábamos. Odín se levantó de su trono, con este detrás de él, yo a su izquierda, sentada, esperando la llegada de mi futuro esposo.
La nerviosidad llenó mi cuerpo ante el pensamiento de que iba a casarme o a aparearme, como algunos dirían. En mi mente, todavía era demasiado joven, buscando diversión y aventura. Aunque, por otro lado, también sabía que la diversión y la aventura no eran un lujo que me estuvieran permitidos.