—Cassie.
Los sonidos de la batalla resonaban a mi alrededor en el estadio. Mis ojos no podían apartarse de la masacre que ocurría frente a mí, y por más que quería decirles que pararan porque esto era más que brutal, sabía que no podía. Debía haber al menos cincuenta personas en aquel campo de entrenamiento, revolcándose en el césped más verde de lo que jamás había visto. La sangre cubría sus pieles mientras se escudaban unos a otros.
Odín llamaba a esto los juegos, pero en realidad, no era más que fuerza bruta. No podía entender por qué las cosas no se hacían de manera normal. Pero de nuevo, yo estaba en Asgard y las tradiciones nórdicas eran la única forma de proceder aquí.
—¡Cassie! —Una voz me llamó, haciéndome mirar por el pasillo para ver a Sansa caminando hacia mí con una sonrisa y un brinco en su paso—. Pensé que te encontraría aquí. Solo esperaba que hubieras esperado por mí.