Lucas.
Una vez más, la culpa me inundó por la forma en la que había despreciado a Cassie, pero en el momento en que ella se fue, me enfrenté a un mal que no quería abordar. Mani estaba allí, mirándome con una sonrisa maliciosa en su rostro como si tuviera algo que decir. No es que me importara lo que tuviera que decirme. Se había convertido en nada más que un problema todo este tiempo.
Desde sus comentarios ridículos hasta sus afirmaciones arrogantes de cómo haría que Cassie se arrodillara ante él. Todo lo que quería era golpear a este hombre hasta más no poder, pero sabía que eso no me llevaría a ningún lado. Era muy probable que eso fuera exactamente lo que él buscaba y no podía permitirle ganarme la partida.
Agarrando mis cosas, pasé junto a él, golpeando su hombro lo que le hizo reír.
—Jesús, Vega. Sé que te gusta esa chica pero vamos, hombre. Tú y yo sabemos que no tienes oportunidad con ella. Tuviste una y la jodiste en lugar de ser un hombre de verdad. —dijo él.