Cassie.
No sabía qué pensar cuando Lucas me besó, pero en el momento en que lo hizo, me fundí en él con un gemido suave que solo pareció hacer que sus acciones fueran más frenéticas. Instintivamente, rodeé su cuello con mis brazos, acercándome más, ayudando a profundizar el beso que ya me tenía cautivada.
Había soñado con este momento durante tanto tiempo y ahora que finalmente lo estaba viviendo una vez más, no quería que terminara. No podía soltarme. Solo su toque capturaba mi corazón y lo hacía volar más alto de lo que jamás había sentido. Sin embargo, en el momento en que me acerqué más, él se alejó rápidamente.
—Tenemos que parar —susurró. Estaba sin aliento igual que yo, y el sonido de su voz revoloteaba en mis oídos porque la cercanía de nosotros juntos me hizo estremecer de anticipación.
—¿Por qué paras? No tenemos que parar.