Ivy.
No había nada como pasar el día con mis compañeros y el resto de la manada. Después de la cálida invitación que había recibido de algunas de las lobas de la manada para unirme a su grupo de juego, estaba más que emocionada de entretener la idea.
Kate y mi madre habían sugerido que familiarizarme con otras mujeres de la manada me ayudaría a ser una mejor Luna.
Estaba muy nerviosa por la idea de que ellas me aceptaran. A diferencia de ellas, había pasado meses viéndolas mirarme con ojos cautelosos.
Pensé que me percibían como un monstruo, pero al final, estaba equivocada.
Siempre habría mujeres en la manada a las que no les gustaría. Lo esperaba. Era lo mismo en el mundo real. No a todos les vas a gustar, pero me complació que estas mujeres pudieran aceptarme como era.
Quería ser una Luna que respetaran y quisieran tener cerca.