Cinco minutos después, Qin Ren intercambiaba dos talismanes con Liu Hanqiu, usando el último medicamento contra el cáncer desarrollado en su laboratorio de investigación. Uno era un Talismán de Fuego y el otro un Talismán de Purificación. Sentado en su escritorio, miraba los dos talismanes en su mano, con las cejas ligeramente fruncidas. Siguiendo las instrucciones de Liu Hanqiu, recitó silenciosamente el encantamiento. En el siguiente momento, sintió una sensación de ardor en las yemas de los dedos, lo que lo hizo soltarlos instintivamente. Afortunadamente, el Talismán de Fuego no se desvió, sino que se quedó en el mismo lugar donde lo había sostenido. Mientras observaba la llama azul, las pupilas de Qin Ren se contraían y un destello de asombro cruzaba por sus ojos normalmente calmados. ¡Realmente existía el misticismo en este mundo!