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—¿Esto? Es algo que el tío me dio —movió su mano y dijo Zhouzhou mirando con curiosidad el objeto en su mano y levantando la cabeza para echar un vistazo a Ye Lingfeng.
—¿Tío? —la cara de Ye Lingfeng se tensó—. ¿Qué tío?
—Un tío muy amable —Zhouzhou pensó por un momento y dijo. Inclinó su cabeza hacia él y añadió:
— Este tío no es extravagante.
—... —Ye Lingfeng.
Tosió levemente y tomó el colmillo de lobo de la mano de Zhouzhou, examinándolo —Las palabras de Qi Hua lo pusieron en alerta. Había oído que Xi Mo siempre llevaba un colmillo de lobo, el cual había obtenido como botín cuando se encontró con un lobo hambriento en la montaña y lo mató con sus propias manos cuando tenía ocho años.
En ese momento, todos lo alabaron como el digno hijo de una familia prestigiosa, y él estuvo a la altura de las expectativas, convirtiéndose en una leyenda en el distrito militar.