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Chapter 27 - Capítulo 1: Bienvenido a Stonehollow (Parte 2)

Parte 2

El sonido metálico de las esposas contra la puerta de hierro resonó en la pequeña celda. Haruto tropezó ligeramente al ser empujado por el centinela.

—Bienvenido a tu nuevo hogar, humano —dijo el elfo con un tono seco antes de cerrar la reja con un golpe.

La celda era fría y estrecha, apenas iluminada por una antorcha al final del pasillo. Las esposas de Nulite apretaban sus muñecas, un recordatorio constante de su impotencia.

Haruto permaneció de pie por un momento antes de dejarse caer en el banco de piedra, sus pensamientos consumiéndolo.

"¿Qué será de Olivia y Kizuna ahora?" pensó, dejando caer la mirada a sus manos. Sin acceso a su magia, el vacío en su mente se sentía aún más profundo.

El silencio en su alrededor era ensordecedor.

"Por primera vez desde que llegué aquí... estoy realmente solo", pensó, con un nudo en el pecho. Antes, habría celebrado esa soledad, pero ahora se sentía como un peso insoportable.

Apoyó la cabeza contra la pared fría y cerró los ojos, intentando aferrarse a las palabras de Melodía: "Confía en mí, desalineado." Una sonrisa amarga cruzó sus labios.

"Espero que sepas lo que haces."

De pronto, un ruido suave rompió el silencio. Haruto levantó la vista y vio una figura moverse entre las sombras.

—¿Simo? —susurró, sorprendido al ver al cuervo acercarse con pequeños brincos.

—Qué bueno verte... pero, ¿por qué no volaste lejos? —dijo Haruto, agachándose junto a la reja.

Simo inclinó la cabeza y, con movimientos ágiles, se deslizó al interior de la celda.

Haruto lo recogió con cuidado, acariciando su plumaje blanco.

—Gracias por no dejarme solo.

Por primera vez, Haruto sintió un atisbo de esperanza.

Mientras tanto, en una dimensión oculta dentro de Haruto…

 Kizuna y Olivia observaban todo desde unos monitores.

La habitación estaba iluminada por pantallas flotantes que mostraban fragmentos del exterior: Haruto, la celda, Simo, cada pantalla mostraba algo distinto.

Olivia, recostada en una silla giratoria, observaba con gesto crítico.

—¡Comentario! ¿Esto se supone que es una aventura? Porque parece más un desastre.

A su lado, Kizuna, sentada en el suelo con un paquete de papas fritas, no apartaba la vista de la pantalla que mostraba a Haruto y Simo.

—No te burles, Olivia. Haruto nos necesita, Kizu. —replicó Kizuna, abriendo una lata de refresco con un chasquido que resonó en la sala virtual, como si subrayara su punto.

Olivia suspiró, levantándose y cruzando los brazos mientras miraba otra pantalla con expresión pensativa.

—¡Opción! Ayudarlo en estas condiciones es imposible. Las esposas de Nulite bloquean cualquier canalización mágica. Estamos atadas de manos, hermana. Solo podemos confiar en el amo —declaró Olivia con tono seco, señalando las pantallas.

Kizuna apretó los labios, pero no respondió. Sabía que Olivia tenía razón. Sin embargo, su atención se desvió cuando esta, visiblemente frustrada, señaló el paquete de papas fritas.

—¡Comentario impactante! ¿Por qué estás en mi habitación comiéndote mis papitas y bebiendo mis refrescos?

—Es que no quería estar solita en mi cuarto, Kizu... —respondió Kizuna con un tono lastimero, deteniéndose para mirarla.

Olivia suspiró, cerrando los ojos por un momento.

—¡Disculpas! Lo entiendo. Lamento mi rudeza, hermana. Estoy... acostumbrada a trabajar sola.

—No te preocupes, hermana. La próxima vez, te invitaré a mi cuarto, Kizu —respondió Kizuna con una leve sonrisa antes de volver a comer como si nada hubiera pasado.

Por un instante, Olivia desvió la mirada hacia una tercera puerta en la habitación virtual, cerrada y sin nombre.

Como siempre, permanecía en completo silencio, pero su presencia era imposible de ignorar. Olivia no dijo nada al respecto y volvió su atención a las pantallas.

En el exterior, Haruto continuaba acariciando a Simo, ajeno a lo que sucedía en su interior.

Melodía caminaba con pasos firmes por las calles de Stonehollow, ignorando las miradas curiosas y los murmullos de los elfos que la reconocían. Su compostura era impecable, consciente de que cualquier muestra de debilidad sería una ventaja para otros.

El camino a la residencia de Caelum Solis era familiar, pero esta vez no se trataba de una visita social. Necesitaba un favor, y lo necesitaba desesperadamente.

La mansión, rodeada de jardines impecables, se alzaba al final de una calle adoquinada.

Los rayos del sol de la tarde brillaban en las vidrieras de colores, dándole un aire celestial. Melodía se detuvo frente a la puerta principal, tomando aire antes de tocar.

Antes de que pudiera hacerlo, un elfo alto y rubio, vestido formalmente, abrió con una sonrisa ensayada.

—Señorita Melodía, qué honor. ¿En qué puedo ayudarla?

—Necesito hablar con el señor Solis. Es urgente —respondió con un tono firme que no admitía discusión.

El mayordomo dudó un instante antes de asentir.

—Por supuesto. Acompáñeme.

La condujo por un pasillo decorado con tapices antiguos y estatuas de mármol. Al final, en un salón amplio, Caelum Solis estaba rodeado de documentos y pergaminos.

El elfo, de mediana edad, tenía cabello plateado y ojos agudos que brillaban con inteligencia. Al verla, levantó la mirada y sonrió levemente.

—Melodía Luminis. Qué sorpresa. ¿Qué asunto tan urgente te trae aquí?

Melodía avanzó con determinación, deteniéndose frente a él.

—Solis, necesito su ayuda. Haruto Kibou, el humano que viaja conmigo, ha sido detenido.

—Lo acusan de infiltración en Mythara y de ocultar información, pero es un malentendido.

La sonrisa de Solis se desvaneció, y sus ojos se entrecerraron.

—¿Un humano en Mythara? Ya de por sí, eso es inusual. —Se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa—. Explícame por qué debería involucrarme.

Melodía apretó los puños, esforzándose por mantener la calma.

—Esto es información reservada para elfos de alto rango. Te lo cuento porque, al parecer, aún no has recibido el comunicado oficial.

Solis levantó una ceja con interés y, con un gesto, indicó al mayordomo que se retirara. Las puertas se cerraron suavemente, dejando a ambos a solas.

—Cuéntame, joven Luminis, ¿qué tiene que ver este arresto con ese comunicado?

Melodía tomó aire, soltándolo lentamente mientras organizaba sus palabras.

—Ese muchacho es un enviado de Mizuki. Posee la habilidad especial "Bendición de la Luna" y, recientemente, la de Cherri.

—Solo los líderes de las tribus conocen esta información, pero debería haberte llegado un memorándum —afirmó Melodía con firmeza.

Solis parpadeó, sorprendido, pero mantuvo la compostura.

—¿Estuvieron en el auditorio de Cherri corroborándolo?

—Así es. Fuimos testigos de las palabras de Cherri —respondió Melodía, con un tono irrefutable.

Solis se recostó en su silla, entrelazando los dedos mientras procesaba la información.

—Esto complica las cosas. Si los guardias lo hubieran sabido, habría causado revuelo entre los aventureros y descontento entre nuestra gente.

Melodía abrió su panel de estado y proyectó los datos de Haruto hacia Solis.

—Mire, aquí está la prueba.

Los ojos de Solis se agrandaron al leer.

—¿Todas las afinidades activas? ¿Y habilidad "Bendición de la Luna" y "Bendición de Cherri"? Esto no tiene precedentes.

Tras un momento de silencio, Solis se enderezó bruscamente, un escalofrío recorriendo su cuerpo.

—Debemos resolver esto de inmediato. Si Mizuki percibe nuestra inacción, las consecuencias serían... severas.

Melodía levantó una mano con delicadeza, deteniéndolo.

—Espere, señor Solis. Esto debe manejarse con cuidado. Haruto ya sabe quién es, pero no quiero que piense que estamos actuando solo por temor.

—Si empieza a creer que su posición lo pone por encima de todo, podría desviarse del camino de Mizuki.

Solis la miró, reflexionando por un momento.

—Entendido. Pero si es tan especial como dices, mantenerlo con los pies en la tierra será complicado.

—Lo sé —admitió Melodía, bajando la mirada—. Por eso debemos asegurarnos de que interprete esto como un acto de justicia, no como algo más grande.

Solis se levantó, caminando hacia un mapa en la pared que mostraba los límites de Mythara y Stonehollow.

—Tengo la autoridad para liberarlo, pero esta decisión será cuestionada. Aurelius no verá con buenos ojos que algo ponga en peligro el equilibrio político del bosque.

Melodía avanzó un paso, con la mirada firme.

—Haruto no representa un peligro para Mythara. Pero si no actuamos con cuidado, otros podrían usar su presencia como excusa para sembrar caos.

Solis asintió lentamente, comprendiendo la magnitud del desafío.

—Muy bien. Prepararé los documentos para su liberación. Pero recuerda, Melodía, no todos verán su presencia como un símbolo de esperanza. Para muchos, será una amenaza.

Melodía apretó los labios.

—Lo mantendré bajo control. Esa es mi promesa.

Al salir de la mansión, los jardines bien cuidados no lograron calmar la tensión en su pecho. "¿Y si Solis tiene razón? ¿Estoy subestimando lo que podría suceder?" pensó mientras caminaba.

Sacudió su cabeza. "Primero, debo sacarlo de esa celda, después me preocupare por los detalles."

En el gremio, el bullicio de aventureros llenaba el ambiente. Las miradas se desviaban hacia Yuna, sentada en un rincón con la cabeza gacha y las manos entrelazadas.

Ella alzó la vista al sentir la presencia de Melodía.

—¿Qué pasó? —preguntó de inmediato, su voz cargada de esperanza y preocupación.

Melodía se sentó junto a ella.

—Hablé con Solis. Está al tanto y lo resolverá. Pero ya sabes cómo es, actuará con cuidado para evitar un problema político mayor.

Yuna asintió lentamente, el peso de la espera visible en sus hombros.

—¿Crees que Haruto esté bien?

—Él confía en nosotras. Debemos devolverle esa confianza —respondió Melodía, apretando su mano con suavidad.

Ambas compartieron un silencio cargado de incertidumbre. Aunque intentaban mantenerse optimistas, sabían que el conflicto estaba lejos de terminar.

 

Bienvenido a Stonehollow