(Parte 1)
Habían pasado varios días desde aquel caótico despertar junto a Yuna y Melodía. Por suerte, el señor Kazeharu aún no había enviado ninguna carta alarmante al padre de Melodía… por ahora, estaba a salvo.
Durante ese tiempo, compartimos momentos memorables, algunos realmente divertidos. Pero incluso mientras reía con ellas, no podía sacudirme la sensación de que esa tranquilidad no duraría para siempre.
El padre de Yuna me recordaba constantemente el duelo que tendría con Hayate.
A pesar de contar con la bendición de la señorita Cherri, ese enfrentamiento parecía inevitable.
El señor Kazeharu había sido claro. El duelo sería con espadas, lo que significaba que solo tendría "Tempest Waltz", pero sabía que eso no sería suficiente.
Yuna había sido de gran ayuda durante los entrenamientos, corrigiendo mis posturas y enseñándome movimientos básicos.
Pero, incluso con su apoyo, había algo que no podía ignorar… necesitaba algo más. Si quería ganar, tendría que recurrir a mi plan B.
Decidí tomarme la mañana para estar solo y organizar mis ideas. Les sugerí a Yuna y Melodía que disfrutaran juntas de un "día de amigas", mientras yo me concentraba en encontrar una estrategia.
Caminé hasta un rincón apartado del bosque, donde un claro se abría como un refugio secreto entre los altos árboles.
La brisa movía suavemente las hojas, creando un murmullo que parecía contar historias antiguas. Los rayos del sol se filtraban entre las ramas, iluminando la gran roca donde finalmente me senté. Era un lugar tan tranquilo que parecía que el bosque entero conspiraba para ayudarme a pensar.
Simo se ocultaba entre las plantas cercanas como si buscara algo. Mientras tanto, Kizuna revoloteaba alegremente a mi alrededor.
—Olivia, ¿estás despierta?
El familiar panel virtual apareció frente a mí, proyectando la figura diminuta de Olivia. Como siempre, lucía somnolienta, como si acabara de despertar de una siesta eterna.
—¡Confirmación! Buenos días, Maestro —respondió con una voz lánguida, tan poco enérgica que me hizo sonreír sin querer.
—¿Buenos días? Más bien, ¿buenas noches? —bromeé, arqueando una ceja mientras intentaba contener una sonrisa—. Necesito preguntarte algunas cosas.
Con un destello, Olivia se manifestó físicamente en su versión miniatura, similar a Kizuna pero con un aire más relajado y perezoso.
Vestía unos shorts negros combinados con medias oscuras y un holgado buzo violeta que hacía juego con su cabello y ojos. Un mechón rebelde sobresalía de su cabeza, como si fuera una declaración visual de su personalidad despreocupada.
No pasó mucho tiempo antes de que Kizuna reaccionara de la forma más esperada.
—¡Wow, tengo una preciosa hermana, Kizu! —exclamó, emocionada, mientras se lanzaba a abrazar a Olivia.
Olivia soltó un leve bufido de fastidio, apartando su rostro de Kizuna con un movimiento lento pero decidido.
—No te me pegues… —murmuró, en su tono habitual, mientras intentaba esquivarla. Sin embargo, no pudo evitar que una pequeña sonrisa se le asomara.
Era imposible no encontrar encantadora la escena. A pesar de su actitud aparentemente fría, era evidente que el entusiasmo de Kizuna lograba desarmarla, al igual que a mí. Por un instante, me di cuenta de lo mucho que significaba tenerlas a mi lado.
—Sin duda son como hermanas de verdad… —murmuré para mí mismo, mientras observaba cómo la pequeña escena continuaba desarrollándose.
Finalmente, Olivia se enfocó en mí, enderezándose con ese aire profesional que intentaba mantener, aunque aún con un rastro de somnolencia en su mirada.
—¡Pregunta! ¿En qué puedo ayudarte?
—Hace tiempo mencionaste que tenía una habilidad única que desconocía. ¿Podrías explicarme cómo funciona exactamente "Manga Read"?
Olivia asintió lentamente, su semblante adoptando esa calma característica que siempre la acompañaba.
—¡Información! La última vez que lo usaste, te desmayaste porque omitiste procesos clave —explicó con su habitual tono pausado, como si fuera algo evidente—. Por eso me manifesté, para evitar que algo así vuelva a ocurrir.
—¿Y cuáles son esos procesos? —pregunté, inclinándome un poco hacia adelante, intrigado.
—¡Respuesta! Es más sencillo de lo que parece. La diosa Mizuki te otorgó tres habilidades únicas.
—Primero, "Manga Read". Esta habilidad te permite acceder a tu biblioteca mental de mangas, siempre y cuando los hayas leído de principio a fin. Puedes extraer armamento o habilidades de esas historias, pero tiene sus límites.
—Segundo, "Kizuna", la capacidad de compartir poderes con quienes tengas un vínculo emocional. —Olivia señaló a Kizuna, quien giró alegremente en el aire al escuchar su nombre—. Gracias a ella.
Kizuna respondió con su habitual energía desbordante, girando aún más rápido.
—¡Por supuesto, Kizu! ¡Haruto no sería tan genial sin mí, Kizu! —exclamó, señalándose orgullosa con ambas manos.
Olivia soltó un leve suspiro, como si el entusiasmo de Kizuna fuera algo con lo que había aprendido a lidiar. Luego, hizo una pausa, como si estuviera decidiendo cuidadosamente sus siguientes palabras.
—¡Información importante! También debo mencionar que yo misma soy un regalo único de Mizuki. A diferencia de otros en este mundo, tú eres el único que posee un Panel con un ser como yo. En pocas palabras, soy como Kizuna.
—¿Así que eres única igual que Kizuna? —repetí, sorprendido, mientras intentaba procesar lo que acababa de decir.
—¡Bingo! —respondió Olivia, inclinando levemente la cabeza mientras sus ojos parpadeaban con un brillo tenue, como si estuviera recopilando datos mientras hablaba.
—Los demás solo tienen paneles básicos, herramientas limitadas a mostrar información estática. Yo, en cambio, fui creada para asistirte de manera activa, analizar situaciones y, si es necesario, aconsejarte.
Hizo una pausa, como si midiera cuidadosamente sus siguientes palabras, y luego añadió…
—Por ahora, mi energía es limitada, pero conforme te vuelvas más fuerte, también lo hará mi capacidad de procesamiento.
Mientras hablaba, su tono somnoliento adquiría un matiz más firme, como si este tema despertara algo más profundo en ella.
—La diosa Mizuki creyó que necesitarías algo más que simples herramientas para cumplir tu propósito en este mundo. Por eso existo. Para ser tu apoyo, tu procesador y tu compañera en los momentos más críticos.
No pude evitar sonreír ante su explicación. Aunque Olivia siempre mantenía esa actitud profesional y perezosa, sus palabras contenían un peso que no podía ignorar.
—Por último, "Bendición de la Luna". Sin embargo, no tengo información sobre esta habilidad en mi base de datos —añadió con un ligero bostezo, como si intentara restar importancia al vacío en su conocimiento.
El último punto me dejó más preguntas que respuestas, pero decidí enfocar mi mente en lo práctico.
—Entonces, ¿cómo se utiliza exactamente Manga Read?
Olivia levantó un dedo, su semblante somnoliento adoptó una seriedad inusual.
—Primero, debes usar "Index" para buscar el manga específico en tus recuerdos.
—Luego, "Image", donde seleccionas qué deseas extraer. Ya sea armamento, habilidad o estilo de combate.
—¿Y si elijo una habilidad? —pregunté, inclinándome ligeramente hacia adelante, con la curiosidad latiendo en mi interior.
—¡Respuesta! Se adjuntará automáticamente a tu tabla de habilidades y estará disponible según su elemento. Pero cuidado, si no tienes suficiente maná, el proceso fallará y perderás la información —aclaró Olivia, mientras un leve bostezo interrumpía su explicación, como si toda esa información fuera algo trivial para ella.
—Entendido… —respondí, intentando organizar las piezas en mi mente.
—Por último, "Connection". Es el paso final para conectar el conocimiento y materializarlo. Una vez completado, ese manga quedará bloqueado, y no podrás acceder a él nuevamente.
Asentí lentamente, aunque no pude evitar fruncir el ceño ante esa limitación.
—¿Qué limitaciones importantes debería tener en cuenta?
—Eso depende de lo que intentes hacer. La clave es que tu cuerpo pueda resistirlo —respondió Olivia, con un tono que daba a entender que esto debería ser obvio.
Medité un instante en los pasos, dejando que las implicaciones se asentaran en mi mente.
—Suena complicado, aunque tiene sentido… —admití, rascándome la nuca.
Sin previo aviso, Olivia alzó una mano con un gesto inesperadamente enérgico, y su tono de voz mostró un leve destello de entusiasmo poco habitual.
—¡Sugerencia! ¿Te gustaría crear una habilidad llamada "Skip"?
—¿"Skip"? —repetí, desconcertado, mirando sus ojos, que ahora parecían brillar con algo más que simple determinación.
—¡Respuesta! —intervino Olivia, con una chispa que hacía juego con su tono habitual de profesionalismo somnoliento—. Es una nueva habilidad que puedo desarrollar junto a Kizuna. Te permitirá acelerar los procesos eliminando la necesidad de recitar los conjuros.
Antes de que pudiera procesar por completo la idea, Kizuna flotó emocionada a mi alrededor, irradiando su habitual energía desbordante.
—¡Con eso ya no podrían detenerte cada vez que uses un poder! ¡Y podríamos compartirla con Yuna, Kizu!
No pude evitar sonreír ante su entusiasmo, que era tan contagioso como siempre.
—Te lo encargo, Olivia. Crea la habilidad "Skip".
—¡Entendido! —respondió Olivia, mientras volaba hacia Kizuna con una determinación poco usual.
Concentrada, Olivia apoyó su frente contra la de Kizuna y tomó sus manos en un gesto solemne.
—Desarrollando habilidad única… recopilando datos… proceso completado —anunció, con un tono mecánico que contrastaba con su habitual pereza.
Ambas comenzaron a brillar. Kizuna emitía una luz amarilla radiante, mientras Olivia se envolvía en un tenue resplandor lila. La mezcla de colores iluminó el claro como si el bosque entero estuviera observando en silencio, atento al espectáculo.
—Habilidad "Skip" creada y añadida a las habilidades sin elemento. Confirmación de éxito. Proceso finalizado, iniciando modo de enfriamiento —declaró Olivia, mientras el brillo que envolvía a ambas comenzaba a desvanecerse lentamente.
—¡Información! Ya no tendrás que recitar encantamientos en voz alta. Con solo pensarlos, se activarán sin interrupciones. El consumo de maná será aplicado normalmente —explicó con su tono profesional, aunque el cansancio asomaba en su voz.
—¡Fantástico! —dije con una mezcla de emoción y alivio, dejando escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
Olivia regresó flotando lentamente, mientras Kizuna no podía contener su entusiasmo.
—¡Esto será genial, Kizu! Ahora sí que nadie podrá detenernos, ¡ni siquiera ese elfo creído! —exclamó Kizuna, girando emocionada en el aire.
No pude evitar sonreír ante su energía contagiosa. Me levanté de la roca, cerrando los puños con determinación, mientras la imagen de Hayate cruzaba por mi mente.
—Ahora, pasemos al siguiente tema. Las técnicas de espada. Si hablamos de combate con espadas, ¡los japoneses somos los mejores, ¿no?!
El recuerdo del duelo que se avecinaba llenó mi mente, empujando cualquier rastro de duda hacia el fondo. Era hora de tomármelo en serio.
Sabía que mi habilidad "Manga Read" sería clave, pero también era consciente de sus limitaciones. Cada elección sería definitiva, cada decisión debía tomarse con cuidado.
Por eso, no podía permitirme errores. Cada piedra de maná que usara debía ser calculada, mi futuro estaba en juego.
Una sonrisa confiada se dibujó en mi rostro mientras adoptaba mi mejor pose dramática, esa que habría encajado perfectamente en un manga shonen.
—¡Showtime! —proclamé, dejando salir mi lado más otaku sin reservas.
Kizuna y Olivia reaccionaron al unísono, como si hubieran ensayado la escena.
—¡Eso es, Kizu! Vamos a darle una lección a ese elfo engreído, ¡Kizu! —exclamó Kizuna, girando con su característico entusiasmo.
—¡Confirmación! Te estaremos apoyando Amo —añadió Olivia, con su tono adormilado pero inconfundible, como si incluso en medio de todo, su tranquilidad fuera inquebrantable.
No pude evitar reír ante la combinación única de sus personalidades. Kizuna, con su energía desbordante, llenaba el aire con una vitalidad imposible de ignorar, mientras Olivia flotaba a su lado, serena y calculadora, pero con un brillo en los ojos que reflejaba su propio estilo de apoyo.
Esa chispa de emoción que ambas transmitían encendió algo dentro de mí, algo que hacía tiempo había creído perdido… una confianza genuina. No era arrogancia ni una falsa seguridad, sino una fuerza nacida de la certeza de no estar solo.
Mis ojos siguieron a Kizuna, que giraba en el aire con movimientos llenos de vida, irradiando entusiasmo con cada vuelta, mientras Olivia observaba todo con su calma característica, como si incluso los momentos más caóticos fueran parte de su plan. Con ambas a mi lado, sentía que cualquier obstáculo podía superarse, sin importar su magnitud.
Por primera vez desde que llegué a este mundo, no solo tenía un plan, tenía esperanza. Una esperanza que me envolvía por completo, transformando la incertidumbre en una determinación que no podía ignorar.
Respiré hondo, sintiendo cómo esa energía renovada me llenaba de fuerza.
—¡Es hora de poner en marcha mi plan maestro! ¡No puedo perder! —dije en voz baja, mientras el claro parecía iluminarse con una nueva promesa.