—Espera... ¿¡Qué!?! —exclamé conmocionado.
Al girar mi cabeza hacia la izquierda confirmé mi sospecha. Apoyado en la pared no muy lejos de donde yo estaba, estaba Zak. Vestido de manera informal con su característica camisa blanca y jeans, Zak tenía un aire muy relajado a su alrededor y, como siempre, parecía un modelo recién salido de una revista.
—Oye... —Zak me saludó simplemente al girar su cabeza hacia mí.
—¿Cuánto tiempo lleva él parado allí? No, antes de eso, ¿por qué y cómo está aquí? —pensé confundido.
—Hola... —respondí suavemente.
Zak me sonrió dulcemente y una sensación muy similar al pavor me invadió. Tenía muchas preguntas que quería hacerle, pero todas murieron en mi lengua cuando vi su sonrisa forzada.
