```
—¿Acabas de correrme otra vez? —Reiner me bromeó juguetonamente. Su mano se deslizó entre nuestros cuerpos para apretar y jugar con mi clítoris aún hinchado y lancé un chillido de sorpresa. El placer era tan intenso.
—Ya no puedo más, R... ya no puedo correrme más... —gemí débilmente mientras le suplicaba que parara. Si me corro más, realmente empezaré a enloquecer.
—Sí puedes. Te lo mostraré... —Reiner respondió con certeza mientras me guiñaba juguetonamente.
Reiner me llevó a la cama con su polla aún clavada en el agujero entre mis piernas. ¿Cuánto más seguiremos con esto? Ha sido maravillosamente satisfactorio, pero Reiner parecía demasiado entusiasmado con esto. Este tipo tiene demasiada resistencia para mi propio bien.