Él está tan cerca y deseé que siguiéramos así de cerca el uno del otro en cuerpo y espíritu de ahora en adelante. Coloqué mi mano ligeramente en el costado de su rostro mientras miraba profundamente en sus ojos.
—Él debió haberme querido mucho y tenía unos ojos magníficamente verdes... justo como los tuyos —respondí tímidamente—. Lucien, ¿por qué no me dijiste todo esto antes? ¿Estabas esperando a que lo recordara por mí misma?
—Parece una persona verdaderamente maravillosa... ¿no? —dijo Lucien en tono jocoso— mientras cerraba la distancia para posar sus labios suavemente sobre los míos.