En lugar de llevarme a la zona de descanso pública, Reiner me condujo al hotel adjunto al lugar del evento. Sostenía mi mano y apoyaba mi espalda mientras yo me recostaba en él jadeando fuerte. Mis piernas empezaban a debilitarse y apenas podía sostener mi propio peso. Reiner me sostuvo con sus fuertes brazos en el ascensor. Cuando se abrieron las puertas del elevador, Reiner me levantó en sus musculosos brazos ya que era claro que ya no podía pararme o caminar.
Jadeaba y me retorcía un poco en sus brazos mientras el vibrador pulsaba contra las paredes de mi coño enviando oleadas de placer a través de mi cuerpo. Enterré mi rostro caliente en su pecho y comencé a gemir en voz alta cuando entramos en la habitación del hotel y no había nadie más alrededor. Lo he soportado por demasiado tiempo, mi cuerpo ya estaba en su límite.