—Tienes razón, no te lo hubiera dicho. No necesitas saber dónde está mi habitación. Si me necesitas, simplemente puedes llamar —respondió Reiner—, y supe que lógicamente tenía razón.
—Bueno, parece que hay una necesidad de que todas las criadas de la mansión sepan dónde está tu habitación. ¿Cómo es que yo soy la única que no necesita saber? —repliqué—. Yo también tenía mi lógica.
Reiner suspiró fuerte como si se hubiera dado por vencido.
—Ahora que sabes dónde está mi habitación, ¿qué vas a hacer con esa información? Por cierto, todas las criadas saben dónde está mi habitación para que puedan encontrarme en caso de emergencias y no conteste mi móvil. No saben dónde está para que puedan entrar y jugar —cuestionó Reiner con un desafío en su voz.
Hmm...así que claramente no va a dejarme entrar.