Fobos resopla incrédulo, apartando la mirada de mí para tomar un respiro calmante, así puede aplacar la ira en erupción que hierve bajo la superficie esperando ser desatada, y yo rápidamente sello la distancia restante entre nosotros. Parándome en la punta de mis pies, coloco tiernamente mi temblorosa palma sobre su mejilla derecha y su profunda y despiadada mirada se suaviza al contacto de mi tacto. —Siempre eres rápido para enfadarte, mi obstinada bestia. Sonrío y las puntas de sus labios tiemblan mientras lucha por controlar su sonrisa.
—Lo mismo eres tú. —susurra, pero el fuego rugiente en sus azules oceánicos no perece, solo hierve por debajo.
—En efecto, y de alguna manera lo estamos haciendo funcionar, ¿verdad?